Calidad y confort en Son de Mar de Laredo

El restaurante de la semana ·
Ubicado junto al puerto, se ha convertido en una referencia de la gastronomía marinera en la villa pejina

José Luis Pérez

Santander

Lunes, 27 de mayo 2024, 14:52

El concepto de los chiringuitos a pie de playa en el sur de España apenas ha llegado al norte en su mejor versión. La palabra parece tener connotaciones peyorativas, pero la realidad no siempre es así. Más allá de un puesto efímero o un despacho modesto de comidas a piede playa, hay muchos que son grandes y acreditados restaurantes. En el norte hay otra realidad. Aquí, a pocos metros de las aguas del Cantábrico, han surgido algunos –pocos– modelos de hostelería que contribuyen a dar prestigo al sector. No tienen nada que ver con los chiringuitos, aunque su estructura no sea de hormigón, ladrillo o piedra.

Uno de los mejores ejemplos lo tenemos en Laredo, junto al puerto deportivo, donde hace cinco años Mónica y Javier, con experiencia y éxito en El Túnel, pusieron en marcha Son de Mar, un establecimiento moderno, acristalado, versátil y con amplias terrazas que se ha convertido en un sitio deseado para cualquier día en el que haga buen tiempo –pero que conste que en su interior las condiciones son óptimas aunque el día sea de galerna–.

Desde el primer año hasta hoy Son de Mar ha evolucionado, en positivo, ha crecido, se ha asentado y ha conseguido una clientela fiel y prescriptora, tanto de la propia villa pejina como visitantes de otras zonas o propietarios de segundas residencias.

Imagen principal - En la fotografía superior Torrija de brioche con helado de queso. A la izquierda, los propietarios, Mónica González y Javier Cacho. Y, a la derecha, Iván Ventura y Rosi Novas, responsables de sala. — En la fotografía superior Torrija de brioche con helado de queso. A la izquierda, los propietarios, Mónica González y Javier Cacho. Y, a la derecha, Iván Ventura y Rosi Novas, responsables de sala.

Imagen secundaria 1 - En la fotografía superior Torrija de brioche con helado de queso. A la izquierda, los propietarios, Mónica González y Javier Cacho. Y, a la derecha, Iván Ventura y Rosi Novas, responsables de sala. — En la fotografía superior Torrija de brioche con helado de queso. A la izquierda, los propietarios, Mónica González y Javier Cacho. Y, a la derecha, Iván Ventura y Rosi Novas, responsables de sala.

Imagen secundaria 2 - En la fotografía superior Torrija de brioche con helado de queso. A la izquierda, los propietarios, Mónica González y Javier Cacho. Y, a la derecha, Iván Ventura y Rosi Novas, responsables de sala.

Muchos se preguntarán cuáles son las claves de lo que se puede considerar un éxito. Y lo cierto es que visitando el establecimiento con cierta periodicidad es fácil descifrarlas: calidad incuestionable de las materias primas; una cocina respetuosa con el producto; una propuesta tradicional a la que no faltan algunos guiños creativos de reciente implementación; y un equipo sólido, asentado y comprometido con el proyecto. A esto hay que sumar la dedicación y capacidad para dirigir de sus responsables.

La brasa, eje de la cocina

Los pescados frescos a la brasa son por sí mismo un motivo suficiente para recalar en Son de Mar, empezando por las sardinas asadas al estilo de 'El Curro' –el negocio de los padres de Mónica–, hasta el bonito del norte, su ventresca, la lubina, la dorada, el jargo, el rodaballo, el san martín, el besugo, el rey y, por supuesto el bogavante del Cantábrico, también a la brasa. Pescados frescos, adquiridos a proveedores de confianza y tratados a la brasa con la máxima sutileza para que resulten sabrosos y jugosos, con ese punto ideal que también tienen los pescados, no solo las carnes.

Y hablando de carnes, también aquí ofrece un excelso chuletón y un exquisito solomillos preparados a la brasa. Los chuleteros se seleccionan para servirlos con 30 días de maduración, aproximadamente.

Una de las últimas incorporaciones a la carta de Son de Mar han sido los arroces marineros. Se proponen dos, el de bogavante del Cantábrico y el de marisco. El primero, probado en esta ocasión, es suculento. Emplean grano Albufera de la variedad bomba y el arroz llega a la mesa muy suelto tras haber absorbido muy bien los sabores, lo que denota un buen trabajo previo preparando un fumet con pimientos, ñoras y tomate natural. El arroz se termina en el horno.

Si volvemos al principio de la carta, donde figuran todas esas raciones que siempre apetecen, hay que destacar los mariscos (quisquillón, langostinos de Madagascar, néroca cocida o a la brasa, almeja fina a la sartén, mejillones, zamburiñas a la brasa...), así como varios tipos de ensaladas, anchoas artesanas de Laredo, quesos de Cantabria, croquetas, ensaladilla rusa o jamón ibérico de Guijuelo.

De los postres no fallan la tarta de queso, la de hojaldre de Torrelavega o la de chocolate.

Laredo