Capricho de cereza

Hablar de la ginebra es hablar de una bebida con siglos de historia, que fue creada con fines fármacos. Se buscaba curar diferentes dolencias digestivas, la gota, los dolores musculares y los efectos tranquilizantes... Sus inicios se remontan a los siglos XI y XII en Europa, cuando unos monjes italianos empiezan a destilar cereales aromatizados con bayas de enebro, a modo de medicamento bastante poco eficaz contra las plagas de peste bubónica, dando lugar al primer licor antepasado de la ginebra.

Desde entonces ha sufrido multitud de cambios, y le han aplicado miles de secretos en su elaboración e infinidad de usos, además del conocidísimo gin tonic. Y el buen tiempo incita a beber bebidas frescas por lo que he decidido compartir con vosotros una combinación realmente novedosa y diferente: ¡Una infusión fría con ginebra!

Para esas ocasiones especiales en la que deseáis sorprender a vuestros invitados, esta puede ser una opción ideal en la que no dejaréis indiferente a nadie. En 300 ml de agua caliente dejaréis infusionando seis gramos de infusión de frutas del bosque a granel de Café Dromedario. Seguidamente lo filtráis y lo dejáis enfriar.

En una copa añadís hielo picado (en escamas o pilé), 3 cl de ginebra de vuestra elección, aunque si me permitís un consejo, le marida perfectamente las ginebras maceradas en fruta roja, 3 cl de pulpa de cereza Monin, con unas gotas de lima. ¡Y voilà! Tenéis una bebida diferente y novedosa con todos los ingredientes necesarios para triunfar en cualquier evento.

La evolución de la coctelería es apasionante, especialmente si somos capaces de perder el miedo a innovar y probar combinaciones nuevas. El error es una herramienta de enseñanza y aprendizaje y en la mayoría de las ocasiones es el mejor de los maestros.