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Alimentar a la población, gestionar los territorios y conservar la biodiversidad genética están siendo los principales desafíos para ganaderos, productores y distribuidores. Una actividad de gran importancia económica, social y cultural, que en Cantabria cuenta con una masa ganadera compuesta en su mayoría por razas de aptitud cárnica. Ejemplares que se caracterizan por poseer una estructura más rectangular, de lomo recto, piernas con alto contenido de carne, cuello corto y pecho ancho.
La conservación de estos animales va más allá del interés cultural, científico y ambiental porque no solo aportan valor añadido al medio rural y a las producciones ganaderas, sino que contribuyen muy positivamente al desarrollo socioeconómico de las zonas donde se crían.
En el mundo existen aproximadamente unas 900 razas de bovino, de las cuales 45 se crían en España y 38 son autóctonas, entre las de aptitud cárnica, láctea o mixtas. Las razas autóctonas de Cantabria como la tudanca y la monchina, o la asturiana de los valles, originaria de España; y las foráneas, como la frisona, la limusina, la charolesa, la pardo alpina o la fleckvieh, plenamente incorporadas al patrimonio ganadero, son una importante fuente de alimento con un importante arraigo a la cultura de la tierra donde se producen. Es por ello que su consumo fomenta modelos de producción sostenibles y de calidad, protege los métodos de crianza tradicional y apoya a los ganaderos ponderando su producto ante el consumidor con una trazabilidad garantizada.
Autóctonas dentro de la IGP
Tudanca. De grandes cuernos, no destaca por su corpulencia y se la incluye en el grupo de razas de lento desarrollo, por ser difíciles de rentabilizar para el ganadero, de ahí su escasez. Las propiedades organolépticas de su carne y su mayor nivel de infiltración de grasa la convierten en una carne intensa en sabor, especialmente indicada para largas maduraciones. El Catálogo Oficial de Razas de Ganado incluye a esta raza en el grupo de razas autóctonas en peligro de extinción aunque gracias al trabajo de asociaciones y ganaderos se está fomentando su crianza. Sobresale por su importante papel en el mantenimiento de la biodiversidad del medio así como por el aprovechamiento de los recursos pastables. Rústica, primitiva, ágil, fuerte, sobria y resistente, son algunos de los adjetivos que mejor definen a esta raza.
Monchina. Considerada una raza semi brava, algo más pequeña que la tudanca, figura como ganado de aprovechamiento cárnico y también incluida en el grupo de razas autóctonas en peligro de extinción, aunque forma parte del programa de recuperación de razas autóctonas. Tradicionalmente se ha tenido como carne de calidad superior, entrando hoy día en el comercio con el apelativo de carne natural.
Asturiana de los valles. Geográficamente se distribuye en toda la cornisa Cantábrica, Castilla y León y Extremadura. El Catálogo Oficial de Razas la incluye en el grupo de las autóctonas de fomento de la biodiversidad, que por su censo y organización se encuentra en expansión. Eminentemente cárnica, presenta un desarrollo muscular extraordinario. La raza asturiana de los valles proporciona canales de excelente calidad, con elevados rendimientos, alto porcentaje de carne y baja proporción de grasa. Destaca por su terneza y jugosidad.
Integradas autorizadas
Son las razas foráneas que tras un período de explotación durante siglos o décadas están contrastadas y disponen de un censo suficiente para llevar a cabo un programa de cría. Algunas están autorizadas por la IGP Carne de Cantabria.
Parda. La alpina es una raza universal extendida por los cinco continentes. En España ocupa principalmente zonas de montaña, y concretamente la cornisa Cantábrica. Principalmente lechera, su robusta constitución le atribuye unos buenos rendimientos para carne. Su cruce con razas autóctonas del norte de España como la asturiana de los valles ha dado como resultado animales más productivos y de mayor aptitud cárnica. Los principales productos comerciales son el ternero, conocido con diferentes denominaciones locales como la ternera de Liébana, y el vacuno mayor. Su carne es tierna y jugosa, con grasa infiltrada como consecuencia de la alimentación natural y de las jornadas al aire libre en constante movimiento.
Limusina. Es una de las razas cárnicas que mejor se adaptan al entorno y su alto rendimiento cárnico la ha llevado a ser una estirpe viajera, aunque el origen se sitúe en un punto muy concreto de la Nueva Aquitania francesa. Su carne presenta fibras musculares más finas que otras razas, de manera que resulta muy tierna, de suave sabor y no tiene vetas de grasa importantes, característica que depende de los métodos de cría.
Charolesa. Candidata a incluirse en la IGP Carne de Cantabria, destaca por su gran tamaño y resistencia, es conocida en todo el mundo bajo el nombre de su lugar de origen, la región de Charollais, en Bourgogne, Francia. Estos ejemplares están catalogados como ganado selecto por su buena aptitud cárnica. La calidad de su carne es apreciada por su bajo contenido en grasa derivado de su pasado como raza de trabajo.
En busca de un sello propio
La frisona, holandesa o holstein. Es otra de las razas integradas en nuestro país. Aunque está fuera de las autorizadas por la IGP, el valor añadido de esta carne ha motivado que la Asociación Frisona de Cantabria (AFCA) impulse un sello de calidad.
El interés gastronómico de esta carne crece cuando las vacas dejan de ordeñarse. Su infiltración grasa dota a esta carne de una gran textura, un aroma potente y un sabor intenso. Además, su elevado rendimiento lechero hace que engrase intramuscularmente obteniendo cortes tiernos, jugosos y muy apreciados por los apasionados de la carne.
Para saber más
Rabo
Es huesudo, graso y gelatinoso. Es exquisito, pero hay que cocinarlo durante un tiempo prolongado a fuego muy lento y con humedad. Braseándolo, estofándolo o en sopa, hasta que la carne se separe del hueso. Se vende troceado, listo para guisar.
Mollejas
Tienen un sabor delicado y una textura muy melosa. Cuando el animal madura desaparecen. Las redondas están mejor consideradas que las alargadas. Primero se escaldan y prensan para después brasearse, saltearse, freírse o asarse en la parrilla o la brasa.
Lengua
Tanto de los terneros como de los animales maduros, se comercializa fresca y curada en salmuera. El músculo carnoso está recubierto de una piel gruesa, que se pela fácilmente después de una cocción lenta. A continuación puede cocinarse o comerse fría como fiambre.
Carrilleras
Limpias de grasa, presentan una pieza sólida de carne que responde bien a una cocción prolongada, lenta y húmeda, incluso pueden sustituitr a otras carnes en estofados. Son piezas redondas de delicioso sabor, textura gelatinosa y muy asequibles.
Hígado
El de ternera tiene una textura aterciopelada y un sabor más sutil que el de buey. Loncheado finamente, frito o sobre la brasa es como mejor partido se le puede sacar. Puede remojarse en leche antes de cocinarse, encebollado o con panceta.
Costillar
Está formado por 13 costillas y a este conjunto se le conoce como chuletero. Cuando procede de las 8 primeras se habla de lomo alto y cuando su origen está en las 5 últimas, es el lomo bajo. Para muchos es el mejor corte para asar a la plancha o a la brasa.
Entrecot
Es la carne que se encuentra entre chuleta y chuleta, es decir, procede de dentro del lomo, y está bien entreverado de grasa. También se llama entrecot a la carne deshuesada del costillar. Esta puede cocinarse como redondo entero o en filetes, en sartén o a la parrilla.
Solomillo
Esta pieza está entre las costillas y la columna de la res. Es una carne de primera calidad, tierna y apreciada. Se puede asar entera, freír o cocinar a la plancha o parrilla en medallones. Resulta idónea para preparar el steak tartare e incluso para saltear.
T-bone
También llamado 'porterhouse', se cortan en perpendicular al solomillo y lleva hueso. Es el favorito de los estadounidenses e incluye solomillo, hueso de costilla y lomo. Se tiene que cocinar rápido a fuego fuerte, preferiblemente sobre brasas, para servir poco hecho.
Filet mignon y turnedó
Suelen proceder de la parte alta de la falda –la parte final del solomillo– por ser los más tiernos, y la rapidez con la que se cocinan hace que sean el ingrediente principal del 'chateaubriand' o del famoso solomillo wellington, en costra de hojaldre.
Con o sin hueso
Si la carne se asa con el hueso, mantiene su forma y jugosidad. Muchas personas insisten en que así queda mejor, pero ciertos cortes como el redondo o el solomillo, no llevan hueso y son igual de suculentos. Conviene atemperar la carne antes de cocinarla.
Preparación
Además de atemperada, la carne debe estar seca. La humedad o la sangre pueden absorberse con un paño o papel. Si se coloca la pieza húmeda en un recipiente caliente, se evapora el agua y se reduce el calor impidiendo que se forme la costra dorada y crujiente.
Reacción de Maillard
El dorado inicial es muy importante. La reacción de Maillard es la responsable del caramelizado del asado. Si la pieza es manejable se puede dorar antes al fuego, pero si es grande o con hueso, mejor en el horno, entre 10 y 20 minutos. Después se termina de asar a baja temperatura.
Tiempos
Hay una regla general infalible: después de dorar la pieza hay que calcular 15 minutos por cada 450 gramos si se quiere poco hecha, y hasta 25 minutos si se quiere hecha. La temperatura interior de una pieza poco hecha estará entre 50 y 55ºC.
Reposo
Una vez asada necesita reposar. Paso clave para que todos los jugos acumulados en el centro invadan toda la pieza y se vuelva más tierna y jugosa. Cuanto más grande, más reposo antes del trinchado. Conviene dejarla al aire para que no se reblandezca la costra.
Sazonar bien
Hay muchas teorías al rededor de la sal. Cuando la carne vaya a estar directamente expuesta al calor, sobre las brasas, debe salarse bien por ambos lados antes y después para que se forme una capa crujiente y dorada que ayudará a mantener todos los jugos en el interior.
No pinchar y sellar bien
Pinchar, presionar o dar vuelta a la carne en repetidas ocasiones mientras se cocina son errores frecuentes. Si se pincha, los jugos, la grasa y la sangre se pierden y la pieza se reseca. En la sartén o la parrilla, hay que tener paciencia y esperar a que caramelice.
Sobre las brasas
Las piezas deben colocarse sobre la parrilla cuando las brasas están blancas, nunca con el carbón negro o con llamas. Si no se puede poner la parrilla a diferentes alturas para controlar el calor, habrá que esparcir bien las brasas para controlar la temperatura.
Matices de sabor
Las brasas de encina son las favoritas para los entusiastas de la parrilla porque desprenden esencias que aportan matices muy interesantes. El carbón de coco está empezando a despertar interés por los parrilleros por su poder calorífico y porque genera menos humo.
Con las sobras
Las sobras frías de carnes asadas o braseadas, loncheadas o desmigadas, son un ingrediente excelente para preparar un sandwich, preferiblemente de pan blanco crujiente, con una salsa de mostaza antigua, mayonesa, pepinillos, queso y lechugas variadas o incluso rúcula.
Pese a que las razas que integran el patrimonio ganadero cántabro van ganando peso en nuestra gastronomía, lo cierto es que las foráneas de gran aptitud cárnica lideran el consumo fuera del hogar, especialmente en el ámbito de la hostelería.
Aberdeen angus, wagyu japonés, kobe, simmental o fleckvieh, charolesa, cebón irlandés, belga azul o minhota portuguesa son los nombres de algunos de los ejemplares de vacuno considerados grandes productoras de carne, cuyo nivel de calidad los sitúa entre los más apreciados y cotizados del mercado.
Rubia gallega. Está considerada la carne española de máxima calidad y entre las mejores del mundo. Esta vaca destaca por la calidad de su carne porque generalmente pasta en extensivo, generando una buena musculatura. La rubia gallega requiere de maduraciones largas y su grasa de cobertura se distingue por ser fundente y de color mantequilla.
Aberdeen angus. También conocida como 'black angus' por el color de su capa, es originaria de los condados escoceses de Aberdeenshire y Angus, y es una de las razas más antiguas del mundo. Su principal característica es su ausencia de cornamenta. Su carne se caracteriza por su color rosáceo y cobertura de grasa blanca. La carne de angus es apreciada por su ternura, jugosidad y delicado sabor.
Simmental o fleckvieh. Procedente de Suiza, Austria y sur de Alemania, es la raza más popular en Europa y tiene doble aptitud, láctea y cárnica, y también se incluye entre las propuestas para entrar en la IGP Carne de Cantabria. Sus características organolépticas de color, terneza y jugosidad, son propias de carnes con cierta infiltración marmórea. Destacan de ella su fiabilidad gastronómica porque garantiza jugosidad, terneza y sabor con maduraciones medias.
Wagyu japonés. Las vacas Wagyu son de origen asiático y han sido exportadas a casi todo el mundo convirtiéndose en un símbolo de exclusividad y excelencia. Únicamente existen cuatro razas que pueden denominarse así: Kuroge-Gyu (negra o tajima, representa el 90% del wagyu japonés), Tankaku (cuernicorta), Akushi (marrón) y Mukaku (mocha). Tan solo la carne de la vaca negra o tajima puede denominarse Kobe siempre que proceda de una vaca virgen o macho castrado, de crianza certificada, entre otros requisitos. Estas razas se caracterizan por cumplir los más altos y estrictos estándares de clasificación. Debido a su alto grado de infiltración, en boca ofrece una textura fundente. Menos del 1% del wagyu japonés logra obtener esta certificación.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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