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Soy un consumidor habitual de carne de vacuno perteneciente a cualquiera de las razas acogidas a la IGP Carne de Cantabria. Preferentemente preparada a la plancha, y siempre acompañada de una copa de vino de la IGP de la Tierra de Liébana.
Una tudanca criada en los pastos de Cantabria. Una vaca ya hecha y con la cantidad de grasa justa. A la parrilla, aunque esa técnica la reservo para las piezas más tiernas y la posibilidad de comerlas 'al punto'. También la costilla, en cocción prolongada y lacada con su jugo.
Me gusta la carne de vaca de raza tudanca. Y prefiero que sea una vaca vieja, bien rematada. Y para prepararla, mejor a la parrilla, acompañada con una ensalada y regada con un vino tinto de nuestra tierra, de Liébana.
Si hay que decantarse por algo, lo hago por el chuletón de ternera con Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Cantabria, preparado a la piedra y en su punto. Y para el acompañamiento me decanto por una parrillada de verduras con romesco.
No soy muy carnívoro, pero me gusta uno o dos días a la semana tomar carne. Mi preferencia apunta a la carne de vaca vieja, preparada a la plancha, en su punto y acompañada de un vino fuerte, con cuerpo, no me importa que se joven, y mejor de Ribera de Duero.
Me gusta la carne de tudanca, una raza autóctona carácterística por su sabor. Y respecto a la forma de prepararla, simplemente vuelta y vuelta en la brasa o en su defecto en la sartén, y acompañada de un buen vino.
La carne que más me gusta es la chuleta de vaca frisona mayor y muy madurada. En cuanto a la técnica, a la brasa en cualquiera de los asadores de alto nivel que tenemos en Cantabria. Y para beber un buen vino tinto, que también los tenemos en la tierra.
Las especies que más me gustan son el ovino –un cordero lechal de Castilla es insuperable– y el vacuno –la vaca mayor frisona tiene un sabor difícil de igualar–. Para disfrutar de verdad lo mejor es una chuleta con una brasa fuerte en la corteza que respete el interior bien crudo.
El rabo de toro guisado, acompañando carne y salsa con unas patatas fritas caseras. La técnica sería guisado clásico, las verduras (cebolla, puerro, zanahoria, pimiento) para la salsa, y las patatas fritas. Un tinto con cuerpo, potente: un gran reserva de Rioja Alta, por ejemplo.
Me decanto por una chuleta de vaca de raza frisona, también conocida en Cantabria como pinta, adulta y después del periodo de reproducción. Sobre la preparación, prefiero a la plancha y como mejor se disfruta es acompañada con un vino tinto.
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