Casa Enrique, anfitriones de la tradición

El restaurante de la semana ·
Los 115 años que avalan a este negocio son una garantía de autenticidad y sabores reales

José Luis Pérez

Santander

Lunes, 27 de enero 2025, 15:06

Hay restaurantes en los que con ir una vez pueden verse cubiertas las inquietudes gastronómicas del cliente. Se trata de conocer algo que había despertado ... interés a raíz de una lectura o recomendación. En el otro lado de la balanza están esos restaurantes «para repetir», una y diez veces. Establecimientos que no casan, porque su propuesta –generalmente de corte tradicional– siempre resulta apetecible y gustosa. Donde el producto de temporada se ensalza con la humildad de quien quiere que el plato sea el protagonista en lugar del chef de turno que pasa más tiempo en las redes sociales que en los fogones. Y a esto se suma que, generalmente, estos negocios cuentan con profesionales que te hacen sentir como en casa, que demuestran con calidad su condición de perfectos anfitriones.

¿Por qué ha identificado esto con Casa Enrique, en Solares, más allá de haber leído el titular de esta crónica? Seguro porque si han estado aquí en alguna ocasión seguro que certificarán estas palabras. Estamos en un templo de la cocina tradicional y donde siempre es placentero entablar conversación antes o después de comer con Enrique, Merche, Eugenia o Mercedes. Y si no han estado nunca, es ya el momento de elegir fecha y reservar.

Además de los clásicos, tienen gran demanda los sesos, las setas y el tiramisú

La trayectoria de esta casa de comidas, denominación que encaja perfectamente, está avalada por 115 años. ¡Casi nada! Y su regularidad, es un punto a su favor.

Del carico a lo de temporada

Resulta casi obligatorio probar aquí en cualquier época del año los caricos, extraordinariamente guisados y con una crema que no hace probablemente ninguna otra legumbre. Existe la posibilidad de tomar media ración para luego detenerse en otros platos o en los productos de temporada, seña de identidad de la casa. Ahora, las angulas (a 120 €/100 gr), las setas y en primavera los perrechicos, el cachón, el bonito o el tomate con ventresca.

Antes de comenzar cada servicio no falta en cada mesa una degustación de mantequilla, de La Pasiega de Peña Pelada, ideal para untar en el pan de Bedia.

De cuchara, además de los citados caricos –que cada día más cuesta conseguirlos–, también se proponen una sopa de pescado casera, la fabada o un puré de garbanzos con foie que tiene mucho éxito.

Imagen principal - Mollejas de lechazo con setas, sesos rebozados y tiramisú. — Mollejas de lechazo con setas, sesos rebozados y tiramisú.

Imagen secundaria 1 - Mollejas de lechazo con setas, sesos rebozados y tiramisú. — Mollejas de lechazo con setas, sesos rebozados y tiramisú.

Imagen secundaria 2 - Mollejas de lechazo con setas, sesos rebozados y tiramisú.

Y en el capítulo de raciones para compartir hay que señalar algunas más originales como el pisto de calabacín a la bilbaína acompañado de pan frito; los pétalos de haba salteados con jamón y yema de huevo; los huevos al plato con foie o alguna de las especialidades de casquería. En esta línea, además de los clásicos callos, de los riñones de ternera al Jerez con arroz blanco, de las mollejas de lechazo empanadas o salteadas con setas –realmente muy gustosas en sabor y textura–, destacan los sesos de cordero rebozados. Es un plato que quizá no gusta a todo el mundo, pero aquí tiene muchos incondicionales que se reencuentran con un concepto de antaño. También preparan lengua rebozada o en salsa de tomate casero.

En pescados, aquí cocina de diferentes modos el lomo de bacalao y la merluza, dos pescados fijos en la carta. Y en carnes, tanto el solomillo como el entrecot de lomo alto son de vaca frisona de un cebadero de Agüero y a Enrique considera necesario precisar que aquí se cocinan en sartén para que el calor fuerte selle bien la carne. Otras opciones son las albóndigas de ternera y las carrilleras de cerdo ibérico.