Secciones
Servicios
Destacamos
¿A qué sabe la Navidad en nuestras casas? Seguro que el aroma que sale de las cocinas nos llevan, año tras año, al deseo de esa gran cena o comida familiar, casi imposible de celebrar entre enero y mediados de diciembre. Nos invade el ... olor de la salsa de los caracoles, el del ajo del que pueda permitirse el lujo de servir a los suyos unas angulas, el del pescado al horno con su patata panadera. El aroma a la siempre apetecible sopa de pescado, al reparador consomé o la besamel de las croquetas. También al de ese almíbar que emborracha nuestras tostadas y al de los polvorones que la hora de sacarlos de su envoltorio de papel impregnan nuestras fosas nasales de la suculenta fragancia de la almendra y la canela. Y, porque no, al sonido estridente del tapón del cava que, con frecuencia, se estrella contra el techo del salón como un recuerdo perenne de la feliz Nochevieja.
En Cantabria, en las nuestras casas, se repiten muchos menús en las cenas de Nochebuena y Nochevieja y las comidas de Navidad y Año Nuevo. Santander vive de cara un mar en el que se pescan los mejores peces para asar, cocer o freír. Y en el interior se crían buenas reses, que se alimentan de pastos naturales, de una gran calidad. Y también somos de postres, tenemos leche y mantequilla, y una gran mano en los fogones para endulzar el fin de fiesta.
Un menú cántabro para las fiestas
1.
Para el aperitivo, no pueden faltar unas anchoas, acompañadas de pimientos de Isla asados y la tabla de quesos regionales.
2.
Los caracoles, con sus detractores y amantes, son típicos de las mesas cántabras en Navidad. Siempre hay alguien en la familia al que le gustan.
3.
En una comunidad con un extenso litoral, no pueden faltar en Navidad los pescados frescos: lubina, jargo, dorada, san martín, machote, corvina...
4.
También Cantabria tiene su tradición ganadera y nada mejor que incluir en los menús navideños carne de reses alimentadas con pastos naturales.
5.
Hay que tener en cuenta además que nuestras quesadas y nuestros helados también tienen su hueco entre los turrones y polvorones.
6.
Hay que tener en cuenta además que nuestras quesadas y nuestros helados también tienen su hueco entre los turrones y polvorones.
7.
Para maridar, Cantabria cuenta con vinos tintos de la IGPTierra de Liébana y blancos de la Tierra Costa de Cantabria.
8.
Para los amantes de las burbujas, las bodegas Sel D'aiz, de Castillo-Pedroso, y Vidular-Ribera del Asón, elaboran unos excelentes brut nature.
9.
Para terminar la fiesta, un gin-tónic preparado con ginebras elaboradas en nuestra región como Siderit o As de Picos.
Antes de comenzar con los platos fuertes, nada mejor que compartir con la familia y los amigos productos tan nuestros como las anchoas en salazón con unos pimientos asados de Isla, o una tabla de quesos en la que se incluyan los que poseen la Denominación de Origen Protegida: Nata, Bejes-Tresviso y Quesucos de Liébana. Servidos con miel de nuestras colmenas o cualquiera de las mermeladas que se elaboran en la comunidad autónoma. De fuera nos vendrán los embutidos, muy consumidos por Navidad.
Un plato casi habitual de esta época es la sopa de pescado y marisco, que sobre todo en Navidad suele abrir el almuerzo. Con rape, almejas, langostinos, merluza..., con arroz o fideos en algunos casos, calienta los estómagos casi siempre algo castigados tras las inevitables comidas de empresas y de amigos. En la sopa de pescado cada 'maestrillo tiene su librillo' y, por internet, abundan las formas de hacerla. En la colección de recetas de El Diario Montañés también puede encontrarse. Lleva su tiempo, pero merece la pena. Para muchos, mejor que la sopa es un consomé de carne de ternera o de pollo.
Los caracoles, con sus amantes y sus detractores, son otros de esos productos que no suelen faltar en Navidad. Bien limpios y cocidos, después se les guisa en una salsa a base de cebolla, ajo, pimentón, jamón, chorizo, tomate y nueces.
La tradición del besugo al horno en estas fiestas pasó a un segundo plano hace algunos años. Este exquisito pescado alcanza precios no aptos para todos los bolsillos, por lo que en los hogares de la región se ha recurrido a otros peces más asequibles a los bolsillos, como la dorada, el jargo, la lubina, el rape, el chicharro o la corvina, cada vez con más demanda. Al horno, con patata panadera, es la forma más habitual de preparar el pescado estos días.
En cuanto al marisco se refiere, las ostras, las zamburiñas, las almejas y los habituales langostinos 'tigre' tienen una gran demanda. Suelen encontrarse también en los puestos de los mercados vieras y nécoras, y también percebes, langostas y bogavantes.
El capítulo de dulces en Navidad es amplio y variado. A los tradicionales turrones de Alicante, Jijona, chocolate y todos los sabores que se les ocurra, a los polvorones, peladillas, pan de Cádiz, mazapanes, roscos de vino, alfajores, etc, en Cantabria sumamos esas tostadas o torrijas que en el resto del país se dejan para degustar en Pascua.
Las cenas y comidas de Navidad se riegan en todo el país con buenos vinos. Blancos, y si son de Cantabria mejor, para acompañar los primeros platos. Para los asados, los caracoles, las carnes..., se pasa al tinto, con preferencia a los riojas o riberas. Para los postres y para el brindis familiar se dejan los champagnes o los cavas, si bien ya hay quien prefiere no mezclar y afrontar toda la comida con el espumoso, bien fresquito eso sí.
Muchas son las personas que prefieren los refrescos, sobre todo cuando se sientan los más pequeños en la mesa, o la cerveza artesana, que en Cantabria tiene grandes productores. Y también los hay que para la sobremesa se decantan por algún vino dulce, con el que acompañar los turrores, polvorones y frutas escarchadas. Al moscatel le empieza a hacer Pedro Ximénez, de uva blanca PX secada al sol.
Haciendo un rápido recorrido por la geografía nacional podemos establecer que en las fiestas navideñas son los consomés, los caldos y las sopas, los platos más consumidos. El invierno y los excesos nutricionales de estos días invitan a comer cosas calientes y que, al poder ser, que sean ligeras. Qué sienten bien al estómago. Por eso, las sopas de pescado, de carne de vaca o de pollo y gallina, las sopas de ajo, etc. son habituales en las mesas familiares en Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo.
En Castilla y en numerosos puntos del país, incluida la comunidad de Cantabria, los asados de lechazo y cochinillo son fáciles de encontrar a la hora de comer en nuestras fiestas más populares. Horno fuerte, sal y agua, y nada más para complacer a los comensales.
En Madrid, se sigue con la costumbre del besugo, la lombarda y la pularda rellena. En el Levante, domina el pavo relleno y guisado con algunas verduras de la zona. Navarra, Aragón,la Rioja y País Vasco son asiduos de verduras como el cardo. Aunque en la costa, predomina el pescado llamado salvaje y los mariscos de temporada.Las angulas en Euskadi y Cantabria son un manjar, no al alcance de todos, pero en el fondo un capricho para unos días especiales. Entre los postres, uno de los más frecuentes en el arroz con leche, además de los típicos navideños, así como algunas frutas frescas como la piña.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.