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Casa Silvio, el restaurante más antiguo de la popular calle Tetuán, cerrará sus puertas en enero, tras más de 40 años de actividad. Sus ... actuales propietarias, María Jesús Abascal (Mary) y Begoña Blanco, cuñadas, hija y nuera del fundador del establecimiento, se jubilan y, aunque su deseo es que alguien se quede con el negocio, por el momento no hay nadie interesado. Si nadie lo remedia, Tetuán y Santander se quedarán sin uno de sus grandes referentes de la tradicional cocina del marisco y los pescados frescos de nuestra costa, a precios siempre muy ajustados.
El pequeño local del número 23 del barrio de Tetuán, con tan solo diez mesas vestidas con manteles de cuadros azules y blancos y decoración marinera, se ha hecho famoso por llevar más de 40 años sirviendo productos del Cantábrico y por los mariscos de su vivero propio. La fama que se ha labrado es indirectamente proporcional a su tamaño: pequeño y donde se come apretado, ya sea en su planta baja o en un pequeño espacio en superficie.
Para Mary y Begoña, el traspaso del negocio, que sería «lo deseado», todavía no se ha materializado y, aunque «han surgido varios interesados», a día de hoy no hay una oferta en firme que asegure la continuidad de este clásico en los próximos años. «Los tiempos que corren son difíciles, la economía atraviesa un momento delicado y, aunque hay gente que ha mostrado interés por cogerlo, estamos en un momento de crisis financiera y se nota», explican desde el restaurante.
Si finalmente llegara a suceder que echa la persiana de forma definitiva, dejaría un gran vacío en su ubicación, al inicio de la calle Tetuán, puerta con puerta con otro clásico marinero del barrio: el Marucho. De la misma línea en cuanto a su oferta se refiere.
La Bodega San Fermín, de Francisco Arguillanera y Yoli Cobo se quedaría así a partir de 2023 como el establecimiento más veterano de Tetuán, y eso que al propietario le quedan un año y unos días para alcanzar la jubilación. Para Paquito, el cierre de Casa Silvio supone «perder un referente; me da mucha pena. Pero por otra parte me alegro por sus propietarias, que finalizan su carrera profesional de cerca de 50 años. Se merecen descansar, han sido muchos años de trabajo muy duro».
La historia de Casa Silvio comenzó a principio de los años sesenta con un bar que se llamó La Resaca. Después pasó a otros propietarios, hasta que Silvio Abascal cogió el negocio. Durante mucho tiempo Mary y Begoña trabajaron junto a sus maridos, Ángel y José, ya fallecidos.
Todavía se podrá disfrutar de la cocina de Casa Silvio durante el mes de diciembre. En noviembre permanece cerrado por vacaciones, pero volverán a subir la persiana el día 1 del último mes del año, lo que sin duda alegrará a su amplia clientela, más aún sabiendo que saborean los últimos platos que preparen en sus fogones.
Estas Navidades se podrá volver a disfrutar de su lubina al punto, su rodaballo con patatas panaderas, sus clásicos mejillones en salsa, cigalas plancha, bocartes, pastel de cabracho, almejas a la sartén y otros manjares del mar como percebes o centollos. Una cocina que destaca por ser casera, sencilla y en la que la frescura del producto es la clave.
El restaurante marinero siempre está ambientado con gente en la barra tomando un blanco y picando algunas raciones, y también clientela que se aglomera en las mesas dispuestas en el exterior. El barrio no será lo mismo sin esta tradicional casa de comidas, así lo piensan muchos. La noticia de su cierre entristece a una gran parte de sus fieles comensales: famosos y gente de a pie; muchos de ellos han quedado inmortalizados en las fotografías que decoran sus paredes. Todos ellos tienen en común haberse sentido «como en casa», siendo este trato uno de sus éxitos.
Podría decirse que el equipo de gestión actual se irá en lo más alto, ya que acaba de recibir hace pocos meses el reconocimiento de Tripadvisor, Travellers 2022, un premio que destaca a los establecimientos que tienen un buen servicio con continuidad en el tiempo. Es decir, un mérito que les llega por su buena labor mantenida de manera constante.
La marca de la casa es «atender con una sonrisa», según señalan los empleados, dando un trato familiar, cercano y sencillo y una amplia carta de producto cántabro donde no faltan la ración de rabas para abrir boca.
Casa Silvio, Bodega San Fermín y El Marucho son quienes hace cerca de medio siglo dieron vida al que fue el antiguo barrio de pescadores de la ciudad, ahora convertido en una zona de mucho ambiente con una docena de establecimientos donde comer o cenar.
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