Cazuela de fideos con calamares en su tinta
¿QUÉ HAY DE CENA PAPI? ·
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¿QUÉ HAY DE CENA PAPI? ·
De sobra es conocida mi debilidad por el calamar. Este cefalópodo es uno de mis predilectos a la hora de comer y cocinar, y además su versatilidad es una las cosas que más me gustan porque sirve para infinidad de recetas.
La etimología de la ... palabra viene del latín 'calamarius' (que contiene cañas para escribir), de calamos (caña o pluma de escribir). En francés significó, hasta el siglo XVIII, escritorio portátil, debido a la pluma o caña que lleva en su interior, en el que también poseen una bolsa con tinta que les sirve para distraer a sus depredadores, formando una nube oscura cuando se ven acorralados y así poder ocultar sus maniobras de escape. Pues bien, en el caso de la receta de hoy, la tinta también la vamos a utilizar.
Comenzamos la receta como siempre en la compra. Vamos a nuestra pescadería de confianza a elegir los ejemplares más frescos posibles y de paso pediremos ayuda a nuestro pescadero o pescadera para que nos lo limpie todo lo posible, reservando las tintas que como os he comentado, que también vamos a emplear. Ya en casa los vamos a trocear. Tanto las patas como el cuerpo y las aletas, en un tamaño lo más parecido posible. No muy grandes, para que sean agradables a la hora de comer.
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Necesitaremos, antes de nada, hacer un guiso con estos calamares. Uno clásico. Con cebolla y tomate. Yo en esta ocasión no he incluido el pimiento pero si queréis le va estupendamente. Como os digo, vamos a guisar el calamar, a darle una cocción larga para que queden bien tiernos ya que tienen dos puntos de cocción. Uno para plancha o cocciones breves y otro tras una larga exposición al calor, mientras que si los cocinamos solamente unos minutos, suelen quedar duros o correosos.
En una cazuela amplia vamos a poner un par de cucharadas de aceite de oliva y seguidamente añadimos el calamar troceado. Picamos un par de cebollas, un diente de ajo y lo añadimos, vamos removiendo para que se vayan cocinando todos los elementos. Al principio, el calamar soltará algo de agua y esto ayudará a la cebolla a ablandarse y a hacerse antes. Lo dejamos a fuego medio, removiéndolo cada poco, unos 25 minutos hasta que veamos que está la cebolla bien pochada. Mientras, cogemos dos tomates, los pelamos y les quitamos las pepitas, los troceamos y los añadimos a la cazuela. El tomate le aportará un magnífico sabor al fondo. Vamos probando nuestro guiso y le añadimos sal al gusto.
Cuando el tomate esté bien concentrado, lo tenemos. Agregamos media cucharada de pimentón, dulce o picante, a vuestro gusto, lo removemos bien, subimos el fuego, incorporamos medio vaso de vino blanco y la cocina empezará a oler a algo realmente espectacular. Estamos cocinando algo serio.
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Cuando veamos que el vino se ha evaporado es el momento de añadir la tinta, directamente en la cazuela. Las deshacemos con el propio calor y la ayuda de una cuchara. De repente todo se vuelve negro. Dejamos cocer unos minutos a fuego suave y añadimos un par de vasos de agua, o caldo de pescado si queréis pero no es necesario, con el 'saborazo' que ya tiene nuestro guiso se le puede añadir agua perfectamente.
Llega el momento de incorporar los fideos, justo cuando queden un par de minutos o tres de cocción. El guiso ya está hecho y los fideos finos se hacen volando. Un puñado por comensal. El fideo se va a apoderar de los sabores increíbles que tenemos en el guiso y van a hacer de fiel acompañante de esta estupenda comida. A mí me gusta servirlo con un poco de alioli, unos puntitos en medio de la cazuela le aportan el color y la gracia especial que tiene esta salsa.
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