Del cerdo, hasta el codillo es una exquisitez

En la gastronomía, el cerdo es un producto fundamental que ofrece una gran diversidad de elaboraciones cárnicas, además con unas características nutricionales distintas pero que ofrecen, en su conjunto, elementos muy valiosos y equilibrados. Con protagonismo hasta en los dichos y en el refranero español (del cerdo hasta los andares, se aprovecha todo o cuarenta sabores tiene, y todos buenos...), es sin duda un coloso del plato.

Partiendo de esa base de que se trata de un animal del todo aprovechable, una de las fórmulas más internacionales es el codillo. Parte del despiece que se encuentra entre la unión de los dos huesos de la pata donde se forma el codo, de ahí su nombre.

De sabor fuerte, es muy aromático y contiene abundante grasa de manera que a la hora de prepararlo será necesario cocerlo durante bastante tiempo, dependiendo de la receta, puede llevar varias horas, con un resultado exquisito. Es una carne de gran sabor y jugosidad, por estar pegada al hueso.

El codillo de cerdo es una receta ideal especialmente para las fechas navideñas, que ya están próximas o para cualquier fecha que resulte especial, y se puede disfrutar cualquier mes. Una de las fórmulas más tradicionales es asado al horno, con patatas. si bien previamente habrá que cocinar el producto en una olla, para que tenga el punto de asado posterior ideal.

Muy típico en la gastronomía alemana, acompañado de chucrut (fermentado de col), puré de patatas o patatas fritas, resulta muy económico y el resultado final gustará a todos por igual en la mesa.

Nutricionalmente, el codillo cocido apenas tiene grasa por lo que puede formar parte de una dieta sana y equilibrada, siempre y cuando la forma de cocinarlo sea la adecuada, es decir, sin excesiva cantidad de grasa. Sus proteínas se digieren peor que las de otras carnes; un buen consejo es que estén bien cocidos para no tener problemas a la hora de hacer la digestión.

No cabe la menor duda de que esta parte del cerdo es una delicia, aquí y en Alemania que, por otra parte, es el principal país productor de este animal de la Unión Europea. Y la fórmula más tradicional de degustar el codillo se llama «Eisben»; el codillo se cuece durante varias horas y se sirve con diferentes acompañamientos que van desde el ya citado chucrut, hasta el puré de guisantes, típico en Berlín.

Apetecible, económico, muy versátil a la hora de cocinar (sólo requiere de tiempo, dado que a más cocción mejor sabor) este producto es todo un manjar, y una parte del cerdo que, como otras, no cansa.