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Está considerada una especie amenazada de extinción, por lo tanto no es muy conocido, aunque abunde en nuestras aguas. La cigala real, también conocida como cigala del mediterráneo o cigala de fuerza, es un crustáceo nocturno que durante el día permanece oculto en los refugios ... de fondos rocosos para así protegerse de los depredadores.
Como su propio nombre indica, cigala real, es muy apreciada gastronómicamente hablando, es una exquisitez, y además, difícil de encontrar porque escasean. Entre los críticos gastronómicos de paladar más fino se comenta respecto de este manjar que llega a superar el sabor del bogavante europeo. Destaca, ante todo, la calidad de su carne y su sabor, más pronunciado a mar que el que ofrecen otros crustáceos. Su carne es tersa, aunque algo más seca que la de otras especies como la langosta. Cocida o en arroz, no defrauda. Aunque también está muy apetitosa en caldereta, frita o a la brasa.
Enigmática. Está considerada como tal, siendo su mar el Mediterráneo. Es tan poco fácil de conseguir como costoso, precisamente por ese hecho y porque es una especie amenazada de extinción.
Su morada. También se la conoce como cigarra de mar o zapatilla o cigala mallorquina. Su hábitat se encuentra en cuevas submarinas y grietas.
Qué es. Crustáceo braquiuro y decápodo, pertenece a la familia Nephropidae. Habita en los fondos de arena y fango de mares y océanos.
Sabor muy especial. Es una de sus principales características, lo que marca y remarca esa diferencia respecto de otros crustáceos. La calidad de su carne y un sabor más pronunciado a mar, son lo más destacado.
En el plato. Es perfecto para servir acompañado de arroz, aunque también suma adeptos cuando simplemente se presenta cocida o en caldereta.
Su temporada. El mes de julio, en pleno verano, es la mejor fecha para disfrutar de este manjar cuyo único inconveniente es el elevado precio. Es, además, rico en proteínas, en calcio y en fósforo, entre otros nutrientes.
Un buen consejo para su cocción es seguir la receta que se emplea con el buey de mar, aunque reducido a unos siete minutos. Conviene presentar un ejemplar por comensal.
Aunque puede ser confundida con el santiaguiño, hay características que ayudan a diferenciarlos. Por ejemplo, la cigala real suele ser más grande y su color, marrón claro; en sus cartílagos, predominan los tonos rojizos y amarillentos -los del santiaguiño son azulados-. Lo normal es que cada ejemplar tenga un peso de unos 500 gramos, aunque también los hay de un kilo, ejemplares que se consideran excepcionales. En la última década la creación de áreas marinas protegidas está propiciando su recuperación en el Mediterráneo, más concretamente en el Parque Nacional Marítimo Terrestre del Archipiélago de Cabrera.
No tiene espinas, sí un caparazón duro y una coloración que le permite pasar desapercibido en su hábitat. Se alimenta principalmente de moluscos bivalvos. Su captura está permitida durante todo el año y suele llegar de aguas portuguesas. El mes de julio es cuando se levanta la veda de su captura y, como consecuencia, la mejor fecha para consumirlos, aunque a un alto precio.
Estamos hablando de un alimento con mucha proteína, como su 'hermana' la cigala común. Rico en calcio y fósforo, también aporta potasio, igual que yodo. Desde luego que es un apetitoso bocado, difícil de encontrar por su escasez debido a su protección y conservación. Pero quienes la han 'catado' no dejan de remarcar lo excepcional de su sabor, marcando diferencias respecto del Santiaguiño o de otros crustáceos de su familia.
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