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Hay territorios con una gran tradición vitivinícola y pequeñas bodegas familiares que están más cerca de Cantabria de lo que parece indicar el mapa. Los vínculos históricos de esta región con los territorios castellanos han facilitado el maridaje, sobre todo en tiempos pretéritos en los que los vinos en Cantabria tenían otro nivel. Ahora, en la alternancia está el gusto y dentro de la pluralidad de propuestas que hay en la DO Ribera de Duero, hoy nos vamos a acercar a una pequeña bodega familiar, Cillar de Silos, propiedad de la familia Aragón, que comenzó a elaborar vino en 1994.
Roberto Aragón, uno de sus responsables, visitó esta semana Cantabria para presentar su gama de vinos y su vermut Golfo a un grupo de profesionales de diferentes ámbitos en un evento que tuvo lugar en las instalaciones de la Bodega del Riojano.
Amalio Aragón, agricultor de Quintana del Pidio, puso las bases de la actual bodega Cillar de Silos comprando viñedo en los años setenta del siglo pasado. En 1994, la familia, en vez de vender la uva a la cooperativa, decidió elaborar vino, eligiendo para ello un nombre muy significativo. El cillar era la despensa del monasterio y el pueblo fue priorato de Santo Domingo de Silos.
Los vinos presentados proceden de más de 150 hectáreas de viñedo, con una edad desde 15 hasta casi 100 años, dentro del enclave privilegiado entre Quintana del Pidio, Gumiel de Mercado y La Aguilera, la zona que da más vinos elegantes de la Ribera del Duero gracias a su altitud y suelos pobres. Las variedades con las que se trabaja son tempranillo –mayoritaria y autóctona, que se encuentra en la región desde tiempos inmemoriales– y albillo mayor, la uva blanca de origen centenario de la Ribera de Duero.
Tras saborear varios vermuts preparado por el barman del Riojano con el vermut Golfo se cataron cinco vinos:
Cillar. Un blanco de albillo mayor del que se producen unas diez mil botellas, que fermenta en barrica y pasa seis meses en barrica con sus lías. Mucha mineralidad y fácil de beber. Envejece bien.
Cillar de Silos Crianza. Añada 2020. Se elaboran unas 250.000 botellas. Es la base de la bodega. Se elabora en barricasde roble francés a partir de viñedos de 35-4o años. Un vino fino, elegante, de trago fácil.
Torresilo. Con viñas de 35-80 años de unas veinte parcelas seleccionadas se elabora este tinto que madura 18 meses en barricas de roble francés nuevo. Es otro de los emblemas de Cillar de Silos, un vino que primero proyecta la fruta y luego la madera. Se elaboran entre 35 y 40 botellas.
La Viña de Amalio. Es un vino de pago, en honor del fundador. La parcela de tempranillo fue plantada en 1964, apenas un poco más de una hectárea que produce entre 3.000 y 4.200 botellas. Es el vino más tradicional de la bodega.
Flor de Silos. Otro vino de pago, con tempranillo procedente de dos parcelas plantadas en 1927 y 1930. Apenas cuatro mil botellas, pero el resultado es un vino muy elegante, fino, con taninos suaves y maduros. Envejece 18 meses en barrica nueva envinada. Largo por su refrescante acidez. Otro gran vino para días especiales.
Finalmente se cató este vino, de otra bodega en la que sus responsables son el propio Roberto y su hermano Óscar. Otro extraordinario ejemplo de tempranillo (95%) y tinto fino (5% albillo) con fermentación alcohólica en cemento y crianza en barrica de roble francés durante 16 meses.
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