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Viernes, 10 de abril 2020, 20:48
Buñuelos de viento: Característicos de las fiestas religiosas, se elaboran con huevo, leche, harina y levadura. Las bolas se fríen y quedan muy esponjosas, como si estuvieran rellenos de aire. Se pueden comer solos, con azúcar, bañados en almíbar o rellenos.
Pestiños: Típicos del comienzo de la Cuaresma, tienen su origen en la Edad Media y su consumo se reconoce como una costumbre sefardí. Se trata de un dulce elaborado con una pasta de harina frita, pasada por miel y recubiertos de azúcar.
Sopa castellana: También conocida como sopa de ajo, es una receta de aprovechamiento. Los ingredientes necesarios son: pan duro, ajos, agua, aceite, pimentón, huevos y sal. Suele tomarse para entonar el cuerpo en la madrugada del Viernes Santo.
Bacalao ajoarriero: Plato elaborado con lascas del bacalao desalado sobre un sofrito de cebolla, pimientos rojos y verdes, ajos, tomate, guindillas y carne de pimientos choriceros. Antes de servir se incorporan unas patatas cortadas en cuadraditos.
Potaje de garbanzos y espinacas: Esta es la receta de un plato que tiene su origen en la Edad Media cuando se extendió en España el consumo de bacalao en salazón y que tiene como ingredientes garbanzos, espinacas, cebollas, ajos, pimentón y bacalao desmigado.
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