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El mapa frutal español es enorme y los cítricos son la segunda familia de árboles con mayor extensión plantada en el mundo. Entre ellos se encuentran las mandarinas, que a los españoles nos gustan jugosas, dulces, fáciles de pelar y sin pepitas. Hablamos de las clementinas. Unos cítricos cuyo consumo en nuestro país representa el 14% del total de las frutas frescas.
La mandarina, Citrus reticulata, es el cítrico más dulce, sabroso y aromático de esta época del año. Muy similar a la naranja, aunque de menor tamaño, contiene una pulpa dulce y jugosa que se divide en gajos, entre 8 y 13. Además, es una de las frutas preferidas de los consumidores por su facilidad a la hora de comer y pelar, interesante como un aperitivo o snack saludable. Tras su maduración, la rápida pérdida de zumo impide mantenerla en el árbol más allá de finales de enero, aunque la corteza se mantenga en buenas condiciones.
Una hibridación accidental producto del cruce de una mandarina tradicional y una naranja dulce (Citrus sinensis) es el origen de las clementinas. Su nombre se debe a su descubridor, el padre Clément Rodier, quien a finales del siglo XIX se encontró en el jardín de su orfanato a las afueras de Orán, Argelia, un árbol con estos frutos. El botánico francés Louis Trabut, del Algerian Botanic Garden, llamó a esta clase de mandarinas 'clementina' en su honor.
Dicho origen está constatado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) que ha llegado a analizar los genomas completos de 60 cítricos de todo el mundo; por ello desde el IVIA aseguran que «la clementina es producto de una madre mandarino común, que es una variedad relativamente antigua y tradicional de China, y de un padre naranjo dulce». Igualmente aclaran que ningún cítrico comestible es una especie pura, «todas provienen de cruces distintos», generalmente de naranjas con mandarinas, como oroval, oronules, beatriz, clemenules, sando, alberina, esbal... y con otras variedades mutadas, como marisol, lorentina, clemenclara, clemenrubi, arrufatina, capola...
En el municipio castellonense de Nules surgió en 1953 una mutación espontánea de la clementina que dio origen a una nueva variedad excepcional: la clemenule. También se la conoce como clementina reina por su calidad, su calibre –algo superior al de la clementina–, su sabor equilibrado, su facilidad para separar los gajos de la piel y por la ausencia de pepitas. Eso sí, siempre que el árbol no esté próximo a una variedad distinta. La polinización cruzada amenaza la autoincompatibilidad y entonces esta variedad también genería semillas.
Clemenule. Media estación y pocas semillas. Buen tamaño y corteza naranja intenso. Mucho zumo. Gran paladar y fácil de pelar.
Okitsu/Owari. Muy precoz y con pocas semillas. Tamaño medio. Buen sabor y zumo color anaranjado claro. Buen transporte y conservación.
Oronules. La campaña se solapa con la variedad Marisol. Tamaño medio y ligeramente achatada. Mucho zumo. Entre las primerizas, de las de mejor sabor y paladar. Pulpa de color rojo intenso, de buena calidad y con pocas semillas.
Clemenpons. Mutación de la Clemenule y de maduración más adelantada. Similares características a la variedad de origen (Clemenule) pero de fruto algo más pequeño.
Marisol. Precoz. Buen tamaño y corteza naranja intenso. Mucho zumo. Poco paladar.
Ortanique (híbrido). Tardías, a partir de febrero alargan campaña. Tamaño medio/ grande. Ligeramente achatada. Dulces, mucho zumo, con corteza de color naranja intenso y difícil de pelar. Al ser cruces, también aportan a la familia distintos sabores.
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la clemenules posee también un zumo de alta calidad con adecuados niveles de azúcares y ácidos totales. Pero, además, a partir de un estudio elaborado por la Universidad de Murcia, la Universidad Católica de San Antonio (Murcia) y la Universidad Miguel Hernández (Alicante), la revista Food Science and Technology International, publicó que «las clemenules son las clementinas que contienen mayor contenido en vitamina C, aportan los aromas más intensos y producen el zumo más anaranjado». Una conclusión a la que se llegó tras analizar las siguientes variedades de mandarinas y clementinas: clemenpons, ellendale, hernandina, marisol, nova, orogrande y ortanique.
España es el sexto productor mundial de cítricos en fresco y el primer exportador mundial en naranjas, mandarinas y limones. En 2022, la Comunidad Valenciana produjo más de un millón de toneladas de mandarinas y se convirtió en el principal productor de este cítrico dentro del territorio nacional. Andalucía y Murcia quedaron en segunda y tercera posición, respectivamente.
A nivel mundial, la producción mundial de mandarina llega a los 40 millones de toneladas, con China como mayor productor, con 27 millones de toneladas. En Europa, España vuelve a ser líder con una producción de 2,2 millones de toneladas.
En cuanto al consumo, España ha sufrido un ligero retroceso. De 6,69 kilos en 2009 a 6,11 kilos en 2021, y en Europa, su consumo se ha estabilizado en torno a 4,2 kilos por persona.
De la mandarina nos comemos los deliciosos gajos que contienen esa jugosa pulpa que hace que la boca se nos haga agua con solo pensar en ella, pero la piel o cáscara –igual que la del resto de cítricos– también se puede aprovechar en la cocina. Desde infusiones o como saborizante en aceite para aromatizar ensaladas; rallada para marinar otros alimentos, deshidratada para obtener un polvo con el que condimentar multitud de platos salados y numerosas recetas dulces, bien sea un bizcocho, galletas, una mousse, incluso confitada o bañada en chocolate.
Los profesionales de la salud y la nutrición recomiendan comer entre dos y cuatro mandarinas al día –salvo personas diabéticas, con gastritis o intolerantes– y complementar con otros alimentos que ofrezcan nutrientes esenciales para el cuerpo, recordando que se deben ingerir al menos cinco raciones de frutas y verduras al día para mantener una dieta saludable.
A nivel organoléptico las mandarinas y clementinas no son iguales. Las primeras son más ácidas, tienen la piel más pegada a la pulpa y suelen tener pepitas. Nutricionalmente apenas hay diferencias entre ambas. Son una gran fuente de calcio, fósforo, vitamina A y B12, necesarias para prevenir enfermedades en las encías, mantener fuertes los huesos, cartílagos, ligamentos, uñas y cabello.
La clementina es una fruta nutritiva, rica en antioxidantes, fibra y vitamina C. Esta es esencial para mantener a raya el sistema inmunológico, mientras que los antioxidantes ayudan a prevenir enfermedades crónicas; la fibra es importante para la salud digestiva y ayuda a reducir el colesterol en sangre. Además, una pieza de mandarina aporta una serie de ácidos orgánicos y flavonoides, entre ellos, hesperidina, neohesperidina, nobiletina y tangeritina, responsables de regular los niveles de insulina.
Incluir mandarinas en la dieta es muy beneficioso como apunta el reciente estudio del Incliva. Producen sinefrina, un alcaloide que frena la producción de colesterol, baja el nivel de insulina y ofrecen interesantes propiedades antimicrobianas.
Una dieta suplementada con naranjas o mandarinas puede generar una modulación significativa de la expresión de los genes de diferentes órganos, como el riñón, el cerebro y el hígado. Esta es la principal conclusión de un estudio impulsado por el Instituto de Investigación Sanitaria Incliva, el Hospital Clínico Universitario de València y la Fundación Valenciana de Agricultura y Medio Ambiente (Fuvama) de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) en el que se ha descubierto que los ratones que comen cítricos engordan menos.
El objetivo principal del estudio era evaluar si un suplemento con un cítrico (naranja o mandarina) en una dieta normal completa, durante un mes, era suficiente para modular la expresión génica en un grupo de ratones sanos, jóvenes y bien alimentados
El estudio sugiere que el consumo de estos cítricos presenta un efecto saciante y beneficioso para la salud. Los ratones que experimentaron una ingesta suplementada de cítricos comieron menos y engordaron menos que aquellos que tuvieron una dieta normal.
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