La cocina elegante de Nacho del Corral en Daría

Después de dos años al frente del pequeño restaurante Daría en Santander, Nacho del Corral afrontará antes de Navidad un nuevo proyecto en el local anexo (antiguo La Brocheta), que está reformando integralmente para abrir La Voladora, más tradicional y carnívoro. Entre tanto, sigue cautivando el paladar de sus clientes con una cocina muy actual, sabrosa, elegante, con toques personales y guiños de fusión, fácil de entender, atractiva y apetecible.

Ahora, por las circunstancias, trabaja con una carta reducida, con unas quince especialidades, y cada dos semanas, cambia un par de platos, manteniendo siempre los 'esenciales' de la casa, aquellos que desde el primer día son un éxito incontestable, como es el caso de los tacos vegetales de merluza; el huevo frito crujiente cocinado a 62º y empanado en panko y acompañado de una parmentier trufada y de un duxelle de champiñón; el uramaki de mar y montaña (sushi del revés con gambón crujiente, roast beef, mayonesa japonesa y patatas paja); las croquetas picantonas; la lasaña de bacalao con pisto y queso Divirín; o los callos y morros de ternera elaborados con nostalgia al tratarse de una receta familiar de su abuela a la que rinde un homenaje en el nombre del establecimiento.

Entre los platos recientemente incorporados a la carta cabe destacar el canelón frío de centollo envuelto en aguacate; las flautas de camarones envueltas en tortillas de maíz; un tartar de atún rojo con salmorejo de tomatillos verdes y jalapeño; un carpaccio de chuleta madurada 60 días con queso Comté; o un original plato de calamar en dos texturas -salteado y en rabas crujientes- sobre un risotto de puntaletes (pasta con forma de arroz) que está teniendo una gran aceptación.

Del Corral trabaja bien con estos conceptos con medias raciones y pone el remate con unos postres dulces bien elaborados, caso del tiramisú, de la tarta tatín o del souflé de avellanas.