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Jueves, 6 de marzo 2025, 19:08
Desde hace unos días está el personal alterado con unas noticias que se han difundido como la pólvora en redes y medios informativos, en la ... que se afirmaba que la Unión Europea iba a obligar a enriquecer diversos alimentos destinados al consumo humano con harina elaborada a partir de larvas de insectos; vamos, de gusanos. Esto no es cierto pero da pie para llamar la atención sobre la voluntad política de los organismos europeos de introducir progresivamente la alimentación a base de derivados de los insectos, tanto en la ganadería como en la acuicultura, incluso en la alimentación humana.
Las directrices van por los derroteros de que la nueva ganadería no serán vacas, cerdos, corderos, cabras o gallinas sino los insectos. Hasta el momento están autorizados oficialmente los siguientes: gusano de la harina (Tenebrio molitor), langosta migratoria (Locusta migratoria), grillo doméstico (Acheta domésticus), escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperinus) y la mosca soldado negra (Hermetia ilucens).
Harinas de estos bichos ya se fabrican o están a punto de fabricarse en España y he verificado que ya se pueden comprar bolsas de estas harinas en Amazon. Por ejemplo, la empresa Tebrio construye en Salamanca lo que será una gran fábrica de harinas de insectos con destino a la alimentación animal. Pero ya hay varias en marcha. Por ejemplo, Bioflytech, con fábricas en Murcia y Galicia, produce 12.000 toneladas al año de harina de moscas soldado negras.
Los insectos son la nueva ganadería. Contienen proteínas de elevada calidad, grasas saludables y vitaminas y minerales. Además, según las autoridades, no dañan el medio ambiente. No como las vacas o las ovejas que con sus flatulencias aumentan el efecto invernadero.
De momento la producción se destina a la fabricación de piensos. Pero no pierdan las esperanzas de encontrarnos estas harinas en pan, bollería, pastas, preparados a base de patata cocidas y quesos, compotas de frutas, etc. De hecho ya se han emitido las autorizaciones legales pertinentes para su utilización como aditivo alimentario. La última fue el 21 de enero de 2025, que es la que ha causado este revuelo informativo. Y se especifica que las harinas de insectos deben ser esterilizadas mediante radiación ultravioleta y chequeadas para contaminación con metales pesados.
No hay duda del valor nutricional de estas harinas de insectos, además muchas culturas los comen habitualmente. Hace años que visité en la Boquería, en Barcelona, un puesto de insectos que tenían hasta pinchos de escorpiones para hacer a la brasa. Pero ustedes me van a perdonar y admito que me traten de antiguo, pero para mí la modernidad, la innovación es el excelente cocido madrileño que me comí el otro día en un restaurante chino en Madrid. Y yo soy de los que ha comido insectos y, además me han gustado. Por ejemplo, los chapulines en México y, recuerdo una ensalada 'especial de la casa' que comí en Tenerife y que llevaba crujientes pequeñas orugas con un delicado sabor a menta.
Pero una cosa es que uno coma lo que desee y pueda en un momento dado, incluso bichos, y otra que nos vayan a meter 'gusano por liebre' por vía de decreto ley.
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