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Hay mucha gente que opta por no consumir carne, ni ningún alimento de origen animal. El vegetarianismo y el veganismo son opciones nutricionales que un número creciente de personas adoptan por razones de salud, cuestiones éticas o preceptos religiosos. Pero los alimentos de origen animal ... (carne, pescado, huevos, lácteos y miel) proporcionan nutrientes esenciales y sustancias bioactivas imprescindibles para mantener una adecuada salud.
Todos los estudios fisiológicos y paleantropológicos demuestran que nuestra especie (Homo sapiens) está evolutivamente diseñada para incluir en su menú alimentos de origen animal. Incluso nuestra capacidad para alimentarnos de vegetales es muy limitada. Solo podemos consumir unos pocos vegetales que son las verduras, hortalizas, frutas, frutos secos, cereales y legumbres. Y la mayor parte de estos vegetales no los podemos digerir, ni asimilar si no los guisamos con calor, cocidos o asados.
Los veganos estrictos, a menos que tomen suplementos (obtenidos de animales), pueden sufrir deficiencias en las vitaminas B12 y D, en las grasas omega 3 que forman parte de nuestras células (EPA y DHA) y en algunos minerales como hierro, calcio y cinc, entre otros nutrientes. Numerosos estudios desmienten la idea de que una alimentación vegetariana es más saludable que una alimentación a base de todos los alimentos.
Cuando los estudios se realizan en poblaciones de características socio culturales y demográficas similares no hay diferencias en los indicadores de salud entre comedores y no comedores de carne. En algunos estudios las diferencias favorables para los grupos vegetarianos venían determinados por otros factores que con frecuencia se asocian al vegetarianismo como estilo de vida, estatus socioeconómico, actividad física, bajo consumo de alcohol y tabaco.
Un estudio muy reciente, publicado el 20 de abril de 2020 en la revista 'Critical Reviews on food science and Nutrition', señala que el bajo o nulo consumo de carne ocasiona ansiedad y depresión. El estudio es un metaanálisis en el que se analizan 18 estudios diferentes realizados en diversas regiones de todo el mundo, que incluye a más de 160.000 hombres y mujeres de edades entre 11 y 96 años.
La mayoría de los estudios, los más rigurosos desde un punto de vista científico, mostraban que el no consumir carne se traducía en una peor salud psicológica y unos menores índices de bienestar. El riesgo de desarrollar ansiedad y/o depresión era significativamente mayor en los participantes que no consumían carne. Lo que está bien demostrado, desde diferentes puntos de vista, es que lo más saludable es comer de todo: carne, pescado, leche, huevos, verduras, hortalizas, legumbres y frutas, rotando todos los tipos de alimentos, incluso cambiando las variedades y las especies. Y hacerlo en la cantidad suficiente para cubrir nuestras necesidades vitales y mantener el peso que nos corresponda.
Aquellos con limitaciones éticas o religiosas respecto al sacrificio de animales para su consumo pueden recurrir a una dieta muy saludable y que no implica el sacrificio animal. Es la dieta ovo lacto vegetariana. El consumo de huevos y lácteos ya proporciona todos los nutrientes que faltan en una dieta vegetariana estricta.
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