Dónde comer, cenar o picotear por el Santander señorial

En pleno centro de Santander, la calle Daoiz y Velarde y la Plaza Cañadío forman parte del ocio nocturno y también de ese Santander antiguo que sigue reuniendo un encanto muy especial. Es una zona perfecta tanto para disfrutar de una destacable oferta gastronómica, como cultural y también comercial. Unas calles señoriales que conducen a los años en que la capital cántabra era lugar de veraneo real.

Daoiz y Velarde, los héroes del 2 de mayo, discurre de oeste a este, desde la calle Marcelino Sanz de Sautuola, hasta Lope de Vega, cerca de la entrada a la calle Peña Herbosa. Paralela al Paseo Pereda, su fisonomía se caracteriza por ser una calle estrecha, con edificios antiguos de miradores de madera, típicos de la construcción santanderina. Lleva ese nombre desde el año 1855, y sus numerosos locales comerciales la convierten en un lugar de paseo y de compra. Es un comercio en su mayoría especializado que comprende variedad de tendencias. Se puede hablar de que es una calle muy 'chic'.

Anexa a la Plaza de Cañadío, también comunica con la Plaza de Pombo (destacan los soportales y el templete), lugares ambos con una identidad muy marcada. Simbólicamente, la iglesia de Santa Lucía forma parte de ese conjunto histórico y artístico referencia de la ciudad. La 'vecina' calle de Gómez de Oreña completa el callejero. Hasta aquí llegaba el mar antes de los rellenos que se realizaron entre los siglos XVIII y XIX para hacer el Ensanche de la ciudad, según el Centro de Estudios Montañeses, con sede en esta plaza.

Y entre tránsito y tránsito, en el que en el siglo XVIII era conocido como Barrio Nuevo, tiempo para el paseo y para disfrutar del comercio, en este distrito se pueden ver dos ambientes muy bien diferenciados. El del día y el de la noche. A plena luz, la Plaza, con sus características farolas obra del escultor José Quintana, y sus bancos, dominando tanto la iglesia como la cuesta denominada como «las cadenas», el lugar es frecuentado por los niños y transeúntes que juegan y pasean sin miedo a los coches, puesto que es peatonal. Al tiempo, en las terrazas de los bares se puede disfrutar de un refrigerio y, por la noche, está el ocio juvenil que lamentablemente en ocasiones termina en 'botellón', pese a las medidas que toma el Ayuntamiento.

Muchos recuerdan con nostalgia cómo eran estas calles antaño, con pastelerías (algunas de ellas emblemáticas de Santander, como Frypsia, también con su cafetería, ya en el Paseo Pereda), tiendas de ultramarinos, talleres, una imprenta... Y la sede de El Diario Montañés (entre los años 1942 y 1990), en la calle Moctezuma. Por no dejar de hablar del legendario Teatro Pereda, obra de Eloy Martínez del Valle que fue derribado hace más de medio siglo. Todo cambió a partir de la apertura, en 1981 del primer pub.

Y si se mira mucho más atrás, al siglo XVIII, este espacio era una marisma con cañas silvestres, de ahí el nombre de 'Cañadío'. Los vecinos de Santander, según ha recogido el periodista Juan Carlos Flores Gispert, se acercaban al lugar a cazar aves, dado el gran número de palmípedos que anidaban en el humedal. Aportes históricos de unas calles que en la actualidad siguen marcando el día a día de Santander. Imprescindibles para pasear y disfrutar, por ejemplo con la magnífica gastronomía de uno de los establecimientos más típicos: Cañadío, restaurante enseña de Paco Quiros que, además, está en el edificio donde nació un grande de las letras cántabras: Pancho Cossío. Por no hablar de otro clásico santanderino, La Cigaleña, en Daoiz y Velarde. Y aunque no está en la misma calle, sí próximo, el popular Mercado del Este, convertido en un moderno espacio en el que hay lugar para una muy variada oferta comercial y gastronómica. Y a escasos metros, la Plaza Porticada.

Sin duda que recorrer Daoiz y Velarde para acabar en Cañadío es una buena propuesta tanto para disfrutar de su hostelería, como para visitar sus tiendas. La proximidad con el Paseo Pereda la convierte todavía en más protagonista de la actualidad de Santander, incluyendo sus noches.

Dirección: C/ Daoiz y Velarde 2. Santander.

Teléfono: 942 035 238.

Propietario y cocinero: Nacho Basurto.

Especialidades: Un clásico moderno de cocina tradicional actualizada; gran variedad de pinchos y raciones (frías y calientes, hechas al momento), servidas en un atractivo formato de ración, media y cuarto. «Nuestra especialidad es una cocina rica en sabor a media del cliente». Menús. Hasta el 27 de noviembre, cerrado por descanso del personal.

Dirección: C/ Daoiz y Velarde 9.

Teléfono: 942 313 367.

Día de cierre: Martes.

Propietario: Antonio Fernández González. Cocinero: Rubén Darío Ferreyra Ruiz.

Especialidades: Amplia carta de pinchos, con más de 30 variedades diferentes con hamburguesitas, solomillo al vino, ravioli de bacon relleno de queso Baró, brocheta de pollo y cerdo con salsa barbacoa y chutney de piña. Más de 60 raciones de primera calidad. Menús de Navidad.

Dirección: C/ Gómez Oreña 9, Santander.

Teléfono: 942 212 887.

Día de cierre: Domingo. El resto de la semana abre a partir de las 19.00 h.

Especialidades: Esta clásica taberna con solera del centro de Santander, ofrece una cocina tradicional y abundante en raciones. Típicos los embutidos, ventrescas y fritos variados. El local es una antigua bodega con decoración centenaria en un edificio del siglo XIX, con amplio comedor de altísimos techos. Es famoso, entre otras cosas, porque cuenta con música en directo, con un pianista. Y todos los jueves, jazz también en directo.

Dirección: C/ Daoiz y Velarde 18.

Teléfono: 942 218 386.

Día de cierre: Lunes.

Cocinero: Sergio Toca.

Especialidades: Un clásico moderno, con instalaciones actualizadas. Sabrosa cocina casera y tradicional, con novedades como el tartar de ceviche o atún. gran selección de pinchos fríos y calientes (hechos al momento). Más de 50 especialidades de raciones y picoteo; verduras y ensaladas (ventresca con tomate, pimientos y rúcula), chipirones encebollados, brochetas de gambas y solomillo, chuletón, revueltos, raviolis, risottos, bacalao. Actualmente, jornadas de los caracoles. Menú diario, 15 euros. Terraza.

Dirección: C/ Daoiz y Velarde 7, Santander.

Teléfono: 942 222 049.

Día de cierre: Miércoles.

Propietario: José Antonio Noriega.

Especialidades: Fundada en junio de 1962, sinónimo de calidad. Reminiscencia de tardes en familia o desayunos de madrugada en Nochevieja. En taza o en copa, con sus tres variedades de chocolate como protagonistas: espeso, un poco claro (a la francesa) o con nata (y su vaso de agua). Ideal para acompañar sus famosos churros de receta particular. Novedad los bizcochos y tortitas. Imprescindibles también la tarta de Santiago, la de manzana, las rosquillas de anís, croissant, batidos naturales y sandwiches.

Dirección: C/ Gómez Oreña 15, Santander.

Teléfono: 942 314 149.

Día de cierre: Domingos, excepto julio y agosto que permanece abierto.

Propietario: Gastronómico Cañadío SL.

Cocinero: Pedro Román Olmo.

Especialidades: Cocina tradicional de Cantabria actualizada, con productos de temporada especializados en carnes y pescados de la región. Sin olvidar sus emblemáticos postres, como la tarta de queso premiada tres años consecutivos como la 2ª mejor de España. Amplia bodega, servicio impecable y cercano.

Dirección: C/ Daoiz y Velarde 30, Santander.

Teléfono: 942 222 402.

Día de cierre: Abierto todos los días desde las 18.00 horas. Sábados, domingos y festivos también de 12.00 a 16.00 horas.

Especialidades: Este clásico santanderino «de espíritu joven», ofrece sus famosas e imprescindibles patatas de siempre, con su imprescindible receta explosiva. Bravas, atómicas, nucleares... Perfectas para comer solas e incluso, repetir; o bien combinarlas con sus sandwiches, bocadillos y hamburguesas.

Dirección: C/ Daoiz y Velarde 23, Santander.

Teléfono: 942 105 961.

Propietario: José María & Francisco de la Torre Oria.

Especialidades: Es la primera cafetería de especialidad que tuesta su propio café en Santander. Para ellos, el café y el cacao son primos y trabajan con muchos orígenes. Aquí podrás aprender del grano verde a tu café mediano y desde la mazorca a tu chocolate caliente. Acompañan todo con sus míticos bagels, wraps, tostas y tablas de degustación de chocolate. Elaboran tartas, brownies y cookies caseras. Se pueden comprar los productos en su pequeña tienda.