Conservas El Capricho: «Queríamos algo distinto, había que romper con lo que ya existía»

Así, hace ya 29 años comenzó todo un proceso de análisis y estudio para conseguir un producto excelente, «nos lo replanteamos todo, desde la procedencia de la anchoa, el cuidado del producto, el tiempo de maduración, el envase, el aceite... Queríamos resultados distintos, había que romper con lo que existía y te decían, ser fieles a nuestra filosofía de trabajo».

No ha sido una tarea sencilla, durante mucho tiempo las necesidades de inversión fueron muy altas y, con la crisis de 2008, «las ventas comenzaron a resentirse. Experimentamos un ligero declive consecuencia de llevar tiempo con el mismo producto, el mismo packaging y sin hacer nada nuevo».

José Luis y su hermano César decidieron introducir un cambio radical en la empresa, desde la imagen corporativa hasta la implantación de nuevos productos, como fue el caso de la Salmuria. «Convertimos un subproducto que se desechaba en una exquisitez que ahora mismo exportamos y que nos ha traído premios por su innovación».

Y es que para ellos, la diversificación de los productos y su exportación han sido las vías de desarrollo que han permitido a su empresa consolidarse y cosechar importantes éxitos. Este camino sigue dibujándose en su futuro, «tenemos la mente abierta a nuevos productos, sabores, formatos, tamaños, colores... Nos gusta probar y superar nuestros propios límites en busca de ese producto maravilloso».

En esta capacidad de buscar la distinción dentro de un producto tradicional está la esencia de un buen emprendedor. «Cuando tienes un producto tan arraigado la innovación tiene que venir en cualquier aspecto asociado al él mismo, ya sea el tamaño del envase, sabores, formatos, packaging... La clave está en encontrar el equilibrio que respete al producto e incluya nuevas combinaciones que agraden al consumidor».

Pero además, Conservas El Capricho busca nuevos productos que incorporar a su marca, puesto que consideran que la industria conservera cántabra está repleta de opciones. Así presentaron el esturión Alma, elaborado «de forma totalmente diferente pero respetando por completo su sabor, lo que unido a un aceite de alta calidad nos dio el premio SIAL Innovation en París».

De cara al futuro tienen previsto sacar una nueva conserva de atún rojo antes de terminar del año y están trabajando en una nueva línea de patés de alta gama.

En definitiva, una empresa llena de ideas que avanza gracias a un duro trabajo. «Hoy en día emprender es muy difícil, hay que afinar mucho para que las cuentas cuadren y es necesario saber hacer de todo o de casi todo». Por ello, José Luis considera que sería interesante «incidir más en la enseñanza sobre este tema y también ofrecer no solo ayudas económicas a los emprendedores, sino también ayudas organizativas en estadios tempranos, porque si no empiezas muy bien, es muy difícil continuar».