Un culto permanente a la langosta en el Hotel Astuy de Isla

Con un privilegiada ubicación al borde del Cantábrico, con unas instalaciones ejemplares y excelentes vistas panorámicas, con una tradición gastronómica fuera de toda duda forjada por varias generaciones de una familia con una indudable vocación por la hostelería, y con un producto fetiche como la langosta, el Hotel Astuy es una apuesta segura. Hablar de gastronomía en Isla es sinónimo de langosta y por extensión del Astuy, donde su minuta más «clásica» es aquella en la que no faltan unas rabas y unas almejas a la marinera para compartir a modo de entrantes; una langosta de más de un kilo para dos personas, que se prepara cocida, que se presenta de forma espectacular y que se acompaña con dos salsa, una mahonesa y una vinagreta; y el soufflé, otro clásico de la casa, con su helado, fruta y merengue.

Pero la carta del Astuy va mucho más allá y cuenta con sugerencias tan interesantes como el salpicón de «nuestros mariscos»; los pimientos con anchoas de Santoña; la ensalada de tomate, bonito y cebolla del país; la ensalada de ventresca con pimientos de Isla; los bocartes a la cazuela; la parrillada de verduras de temporada o el pulpo a la parrilla.

Mención especial, destaca el propio Astuy, merecen en esta casas sus arroces: «Uno de los platos que más demanda tiene es la paella, seguida de los arroces con bogavante y con langosta».

Luego, en mariscos, el catálogo es amplio, desde nécoras de Noja hasta centollo. Hay un menú mariscada a 49 euros por persona con parrillada de marisco interesante. Otra opción son los pescados del día.