Una década de cócteles y rico picoteo en la Taberna La Solía, en Villaescusa

El origen de todo hay que buscarle hace una década, con la Taberna La Solía. Óscar, después de haber regentado el pub Tobogán en Renedo durante unos ocho años, decidió dejar la 'noche' cuando contrajo matrimonio con Mª Mar Gutiérrez, el otro cincuenta por ciento de La Solía. Durante una década trabajó en Altadis, ocupación que dejó para atender un problema familiar. Cuando este se resolvió, Óscar y Mar se lanzaron a la aventura para tener su propio negocio y en el local donde actualmente se encuentra La Solía comenzaron la actividad, siempre con la coctelería como carta de presentación.

En una primera etapa atrajeron al público con una zona de ocio infantil. Aquello funcionó bien porque era novedoso, pero cuando se puso de moda en otros sitios, lo quitaron y fueron adaptando el negocio a lo que el cliente demanda, en este caso a disponer de un lugar de referencia donde tomar un buen combinado o un cóctel original, preparados con talento y originalidad a partir de primeras marcas.

Las instalaciones, además de un interior acogedor y curioso a partir de unos códigos decorativos en los que tienen cabida una selección de objetos antiguos, destacan por su amplia terraza, que ahora, por las restricciones de interiores, se ha ampliado y mejorado.

Por otro lado, aunque Óscar afirme que «esto no es un restaurante», La Solía se ha dotado de una carta de picoteo, que permita a los clientes tomar algo informal tanto los fines de semana al mediodía -por ejemplo, un vermut preparado con unas rabas- o a última hora de la tarde. «Comiendo algo tienes la justificación de permanecer más tiempo en el local y la oportunidad de tomar otro combinado u otro cóctel, y sin riesgos porque tenemos cócteles sin alcohol muy interesantes».

En la cocina, además, se juega con la especialidad de la casa, las bebidas, e introduce en platos o salsas algún toque, caso de unas patatas bravas con una salsa de bloddy mary (que fueron presentadas por Óscar a un concurso nacional) o un pollo crujiente con una salsa de Jack Daniels. La carta se completa con las citadas anchoas con vermut, croquetas de diferentes sabores, unos nachos caseros que se presentan con cuatro salsas, el queso Divirín fundido, las rabas, hamburguesas con carne de Cantabria o postres como un coulant de chocolate o el 'huevo frito con patatas', un trampantojo con helado de queso, puré de fruta de la pasión y sobao pasiego. Uno de los principios de la casa es trabajar con productos de proximidad y contar con una oferta vistosa, ajustada y de calidad.

Finalmente, Óscar y Mar se han rodeado de un equipo de jóvenes, entre los que se encuentra su hijo Rubén, apasionados por aprender y desarrollarse profesionalmente en el mundo de la coctelería. La Solía también es una escuela de talento...