¿Cómo definirías una casa de comidas?
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En el Diccionario Abierto del Español se refiere a estos establecimientos como 'Casa donde se guisan y venden cosas de comer', pero creo que van mucho más allá en varios aspectosSecciones
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En el Diccionario Abierto del Español se refiere a estos establecimientos como 'Casa donde se guisan y venden cosas de comer', pero creo que van mucho más allá en varios aspectosLa palabra restaurante parece ser que proviene de cuando un francés que al inaugurar su mesón puso un letrero en su puerta, con este texto en latín: 'Venite ad me vos qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos', que más o menos quería decir que ' ... si venís con vuestro estomago cansado aquí os lo restauraré'.
Hemos podido restaurar nuestro estomago, y hasta nuestro ánimo, por vía gastronómica en tabernas, tascas, figones, ventas, mesones, cantinas, bodegas, fondas, cafés, etc. Diferenciándose unos de otros por las licencias existentes en sus legislaciones, épocas y por modas.
Sin embargo, la denominación 'bar' es posterior, de origen inglés, y apareció en un diccionario español por 1917, siendo definido como «establecimiento de bebidas donde éstas se consumen casi exclusivamente de pie ante el mostrador». Fue adoptada la definición por la Real Academia Española en 1927.
Actualmente, han aparecido otras denominaciones, como 'bistró', tomado del francés, tratándose de un pequeño establecimiento en el que se sirven bebidas alcohólicas, quesos y otras bebidas, o pequeños locales de comidas a precios ajustados.
A mí me encantan las denominadas 'casas de comidas', no solo por el nombre, sino también por lo que representan en la gastronomía. En el Diccionario Abierto del Español se definen como: 'Casa donde se guisan y venden cosas de comer', pero creo que van mucho más allá en varios aspectos.
La casa de comidas suelen estar ubicadas en locales construidos hace años, con un exterior con cierto señorío, comedores más bien amplios, con techos altos y frecuentemente con fotos en sus paredes alusivas a la familia o a visitantes ilustres.
Son esos restaurantes que ofrecen platos tradicionales, también llamados 'de toda la vida': legumbres, estofados, callos o sesos, por poner solo unos ejemplos. Suelen tener platos que son una insignia del establecimiento, como unas cebollas rellenas o un pollo de corral a su manera, y otras veces disponen de platos el día señalado de la semana, por ejemplo el jueves, cocido montañes; los martes, sopa de cocido; o los viernes, arroz.
No esperamos en sus platos florituras, se come tal como uno espera, sin sorpresas, bien presentado, adecuadamente servido y con unas raciones generalmente abundantes. Se han puesto de lado cuando la moda ha cautivado a muchos colegas de profesión que han optado por ofertar banquetes multitudinarios, y no han barajado, ni en sueños, la opción de poseer la estrella de los neumáticos.
Sus responsables suelen poseer variadas virtudes, como saber de lo que se cuece en la cocina, entender de los vinos que resulten acordes con su platos, psicología para torear a una clientela a veces distinta a la habitual y conservar, a la vez, buena conversación y estar al tanto de lo que mueve en el gremio y la sociedad.
Lo habitual es que estén regentadas por familias, con el inconveniente de que cuando las generaciones van cesando en la actividad, los descendientes optan por trabajar en otros gremios menos esclavos u optan por modernizar el local y la cocina, perdiendo ya el encanto.
Por esas exigencias y dificultades, cada día hay menos locales que los podamos denominar como casa de comidas, pues recordad que no es lo mismo una farmacia que una parafarmacia, igual que no se puede comparar una taberna con una vinoteca. Por ello, disfrutemos de las que aún disponemos, si nuestras preferencias son este tipo de lugares y su cocina.
No suelo reflejar nombres propios en mis artículos, pero como las reglas son para saltárselas, no puedo por menos que citar las que para mí han sido dos ejemplos evidentes: la tristemente desparecida Casa Setién, ubicada en Oruña de Pielagos, cuando era regida por Pilar Setién, y Casa Enrique de Solares, a la cual este año la Academia Cántabra de Gastronomía ha distinguido en el capítulo de cocina tradicional.
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