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Tassos Boulmetis dirige este cuento mediterráneo y sensorial. dm
Emplatar penas y alegrías con especias

Emplatar penas y alegrías con especias

bocados de fotogramas ·

Guillermo Balbona

Santander

Martes, 8 de marzo 2022, 18:07

Un toque de canela. Director: Tassos Boulmetis. 2003. 108 minutos. Intérpretes: Georges Corraface, Ieroklis Michailidis, Renia Louzidou.
Imagen - Un toque de canela. Director: Tassos Boulmetis. 2003. 108 minutos. Intérpretes: Georges Corraface, Ieroklis Michailidis, Renia Louzidou.

Quienes se consideren verdaderos foodies deben descubrir todo un catálogo de películas que se asocian con naturalidad a la comida, lo sensorial y a ese reflejo fruto de 'escucharla, sentirla y mirarla'. Al margen de ficciones, argumentos, tramas y ambiciones de las historias, es posible recorrer la historia del cine en pantallas a través de relatos que funden sabores, fogones y recetas.

Ese cine gastronómico que habla de los placeres que puede despertar la comida y, en especial, los dulces; la sensualidad; el amor a la cocina, al placer de los ingredientes reconocibles; los olores y sabores de la cocina tradicional; lo popular y encantador; en fin, la belleza de los alimentos y los recuerdos y emociones que surgen alrededor de una mesa.

'Un toque de canela' es uno de los filmes que mejor ha sintetizado esta atmósfera de lo sensorial, de la conjunción entre desgracias y alegrías, entre lo dulce y lo amargo, simbiosis de sensaciones y sabores, todos emplatados. Cinta griega condimentada entre generaciones, recobrará recuerdos casi siempre paralelos, ligados o untados por la comida más tradicional. Un melodrama sazonado de especias, de aromas mediterráneos, de microcosmos atrapados en la memoria. Ágapes familiares a través de una crónica iniciática, de aprendizaje e infancia en una geografía cinéfila de gastronomía costumbrista.

El color y sabor de la vida plasmados en una tríada de comida tradicional tras un prólogo a modo de aperitivo. Referencias culinarias y experiencias personales se intercambian entre un niño y un abuelo, entre la cocina y el cielo. Olores y texturas en una ficción donde la gastronomía dialoga con huellas de astronomía a través de Fanis (encarnado por George Corraface) ese astrofísico-cocinero que, en un deseado reencuentro con su abuelo, se sumerge en una evocación marcada por la comida.

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