La chirimoya, una fruta tropical, aromática y dulce

España es el primer productor. Su característico color verde, la pulpa es blanquecina y con numerosas semillas de color negro, ovoides y brillantes. En nuestro país las variedades de mayor cultivo proceden de híbridos. Está la chirimoya Umbonata, con forma de piña, piel fina, pulpa sabrosa y con muchas semillas. La Tuberculata, de tamaño medio y piel verde oscura. La chirimoya Mammillata, de piel lisa, jugosa, sabrosa y aromática y la Impresa, de gran tamaño, de piel tersa y cubierta de hoyos que parecen las huellas de un reptil.

La mejor forma de comerla es consumiéndola sola ya que se trata de una fruta en sí misma desde el punto de vista digestivo. Tiene efecto saciante y regula el nivel de glucosa en sangre, así que no se pasará hambre si se la incluye en alguna de las tres comidas principales del día. No es recomendable tomarla de postres, sobre todo tras una comida copiosa. Es deliciosa como fruta fresca y fácil de consumir, basta con partirla por la mitad y comer su pulpa con una cucharilla. Eso sí, hay que tener cuidado con las semillas. Cuando la pulpa se pone negra, muy rápidamente, simplemente al contacto con el aire, hay que rociarla con zumo de lima o limón.

En el mercado se pueden encontrar a granel o envasadas. Hay que fijarse que no estén partidas y que desprendan un olor fresco, con un ligero toque a nuez. La mejor manera de disfrutarlas es cuando están completamente maduras, que es cuando el color de la cáscara pasa de verde claro a verde oscuro o amarillento.

No precisa de ningún tratamiento culinario previo. Es de fácil digestión y muy aconsejable en personas débiles, convalecientes, para los abuelos, en dispepsias y sobre todo para niños y embarazadas. Al ser pobre en grasas y tener una fibra con efecto intestinal muy beneficiosos, reduce los niveles de colesterol y tiene alto contenido en vitamina C, facilitando la curación de numerosas enfermedades reumáticas, artríticas, digestivas y ejerce una acción antioxidante, resultando muy útil para combatir resfriados.

Es una fruta muy delicada, no en vano se la denomina «manjar blanco» y su producción se concentra solo en determinadas fechas pues comienza a madurar en otoño; aún así el invierno es su fecha.