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Dos frutos secos para quitarse el sombrero
Cantabria en la Mesa ·
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Las avellanas y las almendras son unos magníficos complementos por sus valores energéticos y sus grandes beneficiosFuente de salud, las avellanas y almendras son unos frutos secos potentes por los ácidos grado monoinsaturados que contienen. Dos superalimentos que han de estar muy presentes en nuestra dieta.
La avellana es el fruto de tipo nuez, del avellano común, de forma esferoidal, y con un diámetro de aproximadamente 10, 15 milímetros. Está formado por una cáscara fibrosa que rodea una cubierta lisa en la que está la semilla. La cáscara fibrosa se seca durante la maduración. Y es precisamente el núcleo de la semilla lo que es comestible como fruto seco.
Del Asia Menor. Las avellanas ya se consumían en Mesopotamia en el Neolítico, originarias del Asia Menor.
De Mesopotamia. Las almendras provienen de la antigua Persia y Mesopotamia, hace mas de cinco milenios.
Dos superalimentos. Estos dos frutos secos están considerados superalimentos imprescindibles en la dieta.
Moderación. Ambos frutos secos son muy recomendables siempre que se consuman con moderación.
Más apreciadas. Las almendras, además de que son más versátiles, aliados para los vegetarianos.
Los primeros. En el ranking de consumo de frutos secos, las avellanas ocupan un primer puesto.
Fuente de proteínas. Ambas son fuente de energía, sobre todo cuando se realiza una actividad física.
Menos apetito. Para dietas de adelgazamiento son buenas porque disminuyen la sensación de tener apetito.
En la cocina. Ayudan a la elaboración de suculentas recetas especialmente de postres, también de salados.
Aunque es originario de China, el avellano crece en casi toda Europa, sobre todo en la cuenca mediterránea y se cultiva ampliamente en los países de Oriente Medio. Son muy aprovechables las cáscaras, que se utilizan como combustible, las hojas son alimento para el ganado y la corteza, y también las hojas, se convierten en los laboratorios en coagulante. La madera es apropiada para artículos de decoración.
Asturias, Valencia y Cataluña son buenos productores, destacando la avellana de Reus que tiene denominación de origen. Fácil de digerir, son un tentempié magnífico solo tomando un puñado de entre 15 y 20 avellanas. Eso sí, hay que consumirlas con moderación porque pueden resultar muy calóricas. Pero favorecen un equilibrio en los niveles de colesterol y son muy recomendables para las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. También son muy aconsejables en periodos de excesos físico o mental, por su riqueza nutritiva y energética y en situaciones de estrés.
Las ventajas de comer avellanas se asemejan a las de disfrutar de otro fruto seco proverbial: la almendra, una auténtica píldora nutritiva donde nada sobra. Su cultivo se cree tiene los orígenes hace más de cinco milenios, en la antigua Persia y Mesopotamia.
Fruto del almendro, posee una película de color canela que la envuelve además de una cáscara exterior que no es comestible. Con gran poder antioxidante por la vitamina E, aporta entre otros nutrientes fibra y oliogoelementos, proteínas, grasas monosaturadas y minerales. Fortalecen y protegen las paredes de las arterias y ayudan a tener unos dientes y huesos fuertes, previniendo la osteoporosis.
Crudas o tostadas, enteras, fileteadas o molidas, son un excelente recurso para recetas saludables. En la mesa, destacan por su delicado sabor, textura mantecosa y versatilidad culinaria. Es pieza imprescindible en las Navidades, en forma de turrón, por ejemplo, o como aderezo de un plato de verduras, entre otras fórmulas sanas y saludables.
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