Hoy comemos garbanzos con manitas crujientes

Cuando oímos hablar de los superalimentos a veces nos suena a chino, no somos conscientes que los tenemos mucho mas cerca de lo que pensamos. Que llevamos conviviendo con ellos toda la vida y que hay que tratar de integrarlos en nuestro menú semanal al menos dos veces por semana. Obviamente estoy hablando de las legumbres, y más concretamente de los garbanzos, una de mis favoritas, si no la que mas me gusta y posiblemente la mas polivalente. Son fuente rica en minerales y vitaminas, contienen fibra dietética, proteínas, hierro y zinc entre otros componentes. Incluso, hay gente que afirma que produce serotonina, la hormona de la felicidad y no me extrañaría ni un poco, porque la felicidad está ligada al placer, y no hay mayor placer que un buen plato de garbanzos con lo que sea.

Como siempre, previamente a cocinar cualquier legumbre, hay que ponerla a remojo, que se hace siempre en agua limpia del tiempo, excepto en el caso de los garbanzos que utilizaremos siempre agua caliente en un recipiente bien grande. Hay que calcular acertadamente el agua, o nos llevaremos una sorpresa al día siguiente porque pueden triplicar su volumen en unas 12 horas. Lo más práctico es ponerlas a remojo después de cenar, antes de ir a dormir, y así al día siguiente por la mañana las tendremos listas.

Para éste guiso necesitaremos, como la mayoría de las veces que hacemos un caldo de cocido, unas verduras –zanahoria, cebolla, un poco de apio–, un trozo de carne (coja), un trozo de gallina, un buen hueso de rodilla y en este caso las manitas, que previamente tendremos que blanquear.

Lavamos bien las manitas y quitamos algún pelito o impureza que puedan tener. Las ponemos a blanquear, que es poner las manitas en agua y cuando comiencen a hervir dejar cinco minutos, y sacar del fuego. Después se lavan y se pasan por agua fría, no tiene mas misterio.

Las incorporamos a la olla con el resto de ingredientes, sal, pimienta y cubrimos de agua, ponemos al fuego y cuando comience el hervor añadimos los garbanzos ya remojados. Aquí los tiempos de cocción son distintos si utilizamos una olla normal o una a presión, la cual recomiendo porque se reduce el tiempo bastante y el resultado es igual de bueno, necesitan al menos entre 60-90 minutos, aunque es recomendable reservar dos horas completas para guisarlos con calma y que queden bien tiernos, mientras que en la olla a presión tardarán unos 20-25 minutos si se han remojado bien.

Transcurrido el tiempo sacamos los ingredientes por separado y nos centramos en las manitas. Las tenemos que dejar enfriar un poco para poder manipularlas, las deshuesamos y las metemos al horno con la piel hacia arriba, pinceladas con aceite de oliva, a 230º durante unos 30 minutos. Las sacamos, y las freímos en aceite bien caliente para que queden totalmente crujientes.

Servimos los garbanzos con un poco del caldo de la cocción y las manitas crujientes encima, lo bueno es que con esta elaboración tenemos comida para casi toda la semana, con las carnes o el resto de los garbanzos podemos hacer infinidad de recetas.