Gele, un alegato de la cocina tradicional

En el Gele, con una capacidad limitada y la ventaja de estar muy céntrico en Santander –muy cerca de la plaza de Pombo–, no es fácil conseguir mesa. Es uno de esos sitios reconocidos y con una cocina reconocible, de esas que agradan a todos los públicos, y con una carta de especialidades bastante estable, en la que no hay más cambios que los que marca la temporalidad el propio producto. Y, además, hay platos que están desapareciendo de las cartas y que aquí no dudan en mantener. Y si los quitan, saben que habrá clientes que nos reclamen.

En este alegato por la cocina tradicional, cabe destacar especialidades como la menestra de verduras a partir de más de una docena de ingredientes que se cuecen todos a la vez, lo cual no impide que cada uno tenga su textura ideal. Otro ejemplo de recetas que no pasan de moda aquí son el puding templado de centollo, el pastel de puerros y gambas, la sopa de pescado, las rabas de calamar, las croquetas de cecina o de chipirón, el rabo de toro deshuesado o el zancarrón de ternera.

En la temporada de invierno, Ramón, junto con el chef Juan Abascal, otro profesional que lleva toda la vida en el Gele, se decantan por dar más protagonismo a los platos de cuchara, desde la clásica marmita de langostinos que está en la carta hasta elaboraciones de alubias con cigalas, alubias rojas con venado o alubias con almejas. Lo mismo ocurre con las alcachofas con jamón a las que más adelante, cuando llegue la primavera, se sumarán los perrechicos.

Además del picoteo, que tiene otras referencias interesantes como las rabas de bogavante, las gambas al ajillo, el revuelto de gambas y erizos de mar, las almejas a la marinera o el jamón ibérico 5 Jotas, en Gele tienen mucho predicamento los pescados elaborados al horno, caso del machote.

En el capítulo de pescados, se ofrece merluza en diferentes elaboraciones (a la romana; con ajos; cogote al ajo arriero; al vapor con patata y tomate confitado; sobre crema de cigalas...). En temporada estival merecen la pena el bonito y los bocartes. Y para completar el catálogo están el rape y los maganos.

En carnes, además de los citados platos se proponen entrecot al queso de Tresviso, escalopines de ternera, solomillo, mollejas, pimientos rellenos, chuletón...

En el último año Ramón ha fortalecido la plantilla para poder dedicar, en su faceta de sumiller, más tiempo al cliente. Le gusta sorprender, agradar, descubrir nuevas referencias y compartir sus conocimientos. Para ello ha enriquecido hasta llegar a las 1.200 referencias su bodega. Un templo para los amantes del vino.

Dirección: C/ Eduardo Benot 4, Santander.

Teléfono: 94222 10 21.

Propietario: Ramón Cruz Vega, desde el año 2016.

Inaugurado: 1964. El año pasado celebró el 60 aniversario.

Jefe de cocina: Juan Abascal.

Jefa de sala: Micaela Cretu.

Sumiller: Ramón Cruz.

Estilo de cocina: Tradicional y de mercado, con producto de temporada.

Precio medio de la carta: Entre 45 y 50 euros.

Menú degustación: 46 euros.

Menú diario: 30 euros, todos los días de la semana.

Capacidad: 40 comensales.

Terraza: Seis mesas altas.

Horario: De 12.30 a 16.00 y de 19.30 a 00.00 h. Los domingos, abre de 12.30 a 16.00 h.

Cierra: Domingo noche y lunes durante todo el día.

Bodega: Unas 1.200 referencias regionales, nacionales e internacionales.

Aparcamiento: Zona de OLA y subterráneo de la cercana plaza de Pombo.