El día del gran homenaje a los productores de la región

«Los productos de Cantabria no fallan». Así de rotundo se mostró el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, fiel a la cita anual de los Premios Alimentos de Cantabria. Embajador y gran defensor de todo lo que se produce en esta tierra, Revilla se mostró nuevamente orgulloso de lo que este sector reporta a la región.

El presidente subía al escenario de La Lechera para cerrar el acto con su intervención, y lo hacía acompañado de la primera edición de la Guía Agroalimentaria de Cantabria en la mano, editada por El Diario Montañés hace unos meses en colaboración con la Consejería de Medio Rural, Ganadería, Pesca y Alimentación. Agradeció la unión entre Gobierno de Cantabria, El Diario Montañés y los patrocinadores. «Cada uno de los productos que se encuentran en estas páginas podría ser objeto de premio. Los he probado todos y aquí hay reconocimientos para muchos años. Siempre he dicho que nuestros productos no defraudan, que hacemos poco, pero de primerísima calidad». Todo ello no es más que el «fruto del trabajo de tantas familias» como las que en la tarde del miércoles recogían sus galardones: Grupo Cañadío, Quesería La Jarradilla, Conservas El Capricho, Agrocantabria, Patatas Vallucas y Eco-Tierra Mojada.

La antigua fábrica de azúcar de Torrelavega, La Lechera, actual Feria de Muestras de la Capital del Besaya, fue el pasado jueves, por quinto año consecutivo, el escenario de la entrega de los Premios Alimentos de Cantabria. Una iniciativa de El Diario Montañés que nuevamente contó con el patrocinio de la Consejería de Medio Rural, Pesca y Alimentación, BM Supermercados y la Odeca, y con la colaboración de CaixaBank, entidad que potencia y dinamiza el sector agroalimentario, facilitando el crédito a todas estas empresas.

Puntuales a la cita, entre los 150 asistentes se encontraba una amplia representación de la sociedad cántabra vinculada al sector agroalimentario, de las empresas organizadoras y patrocinadoras, así como principales representantes de la Administración Cántabra.

La gala, muy fluida y retransmitida en directo por la web del periódico, fue presentada por la periodista Leticia Mena, responsable de los contenidos web de este suplemento. Comenzaba recordando que, a pesar de estar en el mismo escenario de años anteriores, sin abrazos y con todas las medidas de seguridad impuestas, había algo que no ha cambiado. «El saber valorar lo que somos y lo que tenemos, unos productos y una industria agroalimentaria que son esenciales».

El alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada, era el primero en intervenir para dar la bienvenida a los asistentes a un edificio que, recordó, acaba de ser declarado Bien de Interés Cultural y se mostró «orgulloso» de ser, nuevamente, «sede de un evento que premia y reconoce la labor de cuantos han elegido desarrollar su actividad en un sector tan necesario como el agroalimentario».

A continuación tomaba la palabra el consejero de Medio Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Guillermo Blanco. En minuto y medio, como marcaba el protocolo, a Blanco le dio tiempo a agradecer y felicitar a los premiados, «el estandarte de las casi 500 empresas familiares que se dedican a la agroalimentación en Cantabria; que enriquecen la economía local y regional con productos de referencia y calidad a nivel de cualquier otro producto en el mundo». Finalizó su discurso con dos firmes compromisos: «seguir como aliados en vuestros proyectos y con nuestra obligación, la de promocionar nuestros alimentos y llevarlos a nuestras casas».

Un emocionado, Paco Quirós, en representación de Grupo Cañadío y de su socio, Carlos Crespo, quien no pudo acompañarle por estar convaleciente de una pequeña intervención de rodilla, recogía el Premio Restauración y Puesta en Valor, como dos grandes embajadores. «Es bonito recoger premios y felicitaciones, pero hace 40 años que Teresa y yo abrimos este negocio y mantenerlo tantos años en una región pequeña, donde luchamos todos por el mismo cliente, tiene todo el mérito». Con el premio en la mano, su particular homenaje fue para todos aquellos restaurantes que llevan más de 25 años abiertos; para sus compañeros de profesión, «esos que llegan los primeros y se marchan los últimos»; y como no podía ser de otra manera, para su compañera, socia y persona de confianza, Teresa Monteoliva, pieza esencial en el éxito de Cañadío.

Un sueño hecho realidad. Convertir a las patatas Vallucas en un producto estrella con valor añadido en tan poco tiempo, le ha valido a David Fernández el reconocimiento en esta 5ª edición con el Premio Emprendedor. «Quiero compartirlo con quienes me sufren a diario porque ser emprendedor no es fácil. Mi mujer, mis hijos, mis padres y mis hermanos; con el equipo de Vallucas, sin ellos no estaría hoy aquí; con todos los emprendedores con los que tratamos a diario, hosteleros y productores que luchan para sacar sus productos adelante; y, especialmente, con aquellos que un día me ayudaron a hacer este sueño realidad».

El principal proyecto de índole cooperativista en el sector agroalimentario de la región, Agrocantabria, merecía en esta ocasión el Premio Industria Agroalimentaria. Su presidente, José Ángel Pereda, y director general, Jacobo Alonso, lo recogían en nombre de todos los que forman parte de esta cooperativa de servicios, agradeciendo al jurado haber sido elegidos para un premio que «pone de manifiesto una parte importante de la historia de Cantabria, los pueblos, los ganaderos y la mujer rural, imprescindible en el cuidado de los animales, de las familias y del recetario regional».

La pasión por la agricultura es algo que animó a Diego González, de Eco-tierra Mojada, a poner en marcha esta granja ecológica junto a su pareja, Rocío López. Ambos recogían el Premio Productor Ecológico con un agradecimiento muy especial «a mis padres y a todos los agricultores de Cantabria que, pese a ser una minoría, han sabido mirar hacia delante y evolucionar. A aquellos que a diario trabajan con nosotros, haga frío, haga calor, llueva o no, con incertidumbre... Y a Rocío, porque su experiencia en otros sectores nos ha servido para crecer y fortalecernos como empresa».

Hablar de trayectoria y de familia es hacerlo de varias generaciones, concretamente tres, que a lo largo de ochenta años han hecho de Quesería La Jarradilla, Premio Trayectoria, un referente de producto e identidad pasiega. Recogía el premio Mª Eugenia Martínez Diego, acompañada de su padre y su tío. «Es un reconocimiento muy especial para nosotros. No es fácil ser profeta en tu tierra y que nos reconozcan en nuestro territorio es emocionante. Agradecemos a todos los que han contribuido a hacernos crecer, a quienes venden nuestro producto y los que confían en nuestros quesos y se los llevan a sus casas. Doy las gracias a mis abuelos, pero ha sido la segunda generación la que nos ha enseñado todo lo que hoy sabemos para después dar un paso atrás y ponernos al frente a la tercera generación».

«Santoña tiene un capricho y son sus anchoas». Parafraseando a su padre, los hermanos César y José Luis Iglesias, recibían el Premio Internacionalización e Innovación, que en esta ocasión distinguía a la conservera familiar, El Capricho. «Todos estos premios son el claro ejemplo de que con esfuerzo y buen hacer, se puede llegar muy lejos. Queremos reafirmarnos en el convencimiento de que merece la pena salir de la zona de confort. Han pasado treinta años de aquel capricho que tuvo nuestro padre, empeñado en hacer la mejor anchoa del mercado. El camino no ha sido fácil pero mantener nuestra apuesta por la innovación e internacionalización nos ha permitido llevar la marca Cantabria muy lejos, con el apoyo de Sodercan y Santander Fine Food y el trabajo de nuestro equipo, quienes comparten nuestras alegrías como si fuesen propias».

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