Los guisos y brasas que dan sentido al Refugio de Tanos

Sin estar ubicado en la centralidad de la ciudad, el restaurante El Refugio se ha convertido con el paso de los años en un referente de la hostelería de Torrelavega. El establecimiento ubicado en Tanos y con un cómodo acceso desde la autovía de la meseta, bajo la dirección de Manuel Blanco Ferrero y de sus hijos, es un clásico de la cocina tradicional, sencilla, sin estridencias, con sabor y con el producto como principal argumento para conseguir la satisfacción del cliente. La relación calidad-precio es una garantía, tanto como la generosidad de propuestas en una carta larga y variada. La alta ocupación del restaurante asegura una rotación de productos, al tiempo que facilita tener un oferta muy variada.

Si hay que hablar de una sola especialidad, hay que señalar las carnes de Cantabria a la brasa y asadas al horno panadero. La parrilla está a la vista del cliente, junto a la entrada al restaurante, pudiéndose ver allí la calidad de los chuleteros y del género que se cocina al calor de las brasas. Pero de la cocina donde ofician con destreza Fernando, Joaquín, Air y Neyet salen muchos otros platos capaces de conformar los más variados menús, más allá del menú del día que de lunes a viernes se sirve a 12 euros y los sábados y los domingos, a 18 euros.

Para comenzar el repaso al resto de las especialidades de la casa hay que detenerse en las ensaladas -hasta seis diferentes- y en los entrantes y raciones. El picoteo aquí es prácticamente obligado para cualquier cena o para abrir un almuerzo. Resultan ideales para compartir los entremeses de la casa, el revuelto de ibéricos, los embutidos ibéricos, el pulpo a la brasa o a la gallega, las mollejas con almejas o con setas, las gambas de Huelva, las rabas frescas, los chopitos frescos, el salpicón de marisco, las croquetas de jamón ibérico, los callos caseros, la asadurilla de lechazo, los mejillones en salsa o vinagreta, el puding de cabracho, el chorizo criollo, la morcilla frita o encebollada, las albóndigas, el chorizo a la sidra, las almejas de Pedreña, el foie de pato, las gambas al ajillo, las anchoas, las setas a la plancha o la tabla de quesos de Cantabria.

Quien prefiera algo más 'individualista' tendrá aquí la tentación de pedir un plato de cuchara. Los guisos son para todo el año, pero en estas fechas resultan casi obligados, caso de la sopa de marisco, la fabada asturiana o las verdinas con almejas.

Por la parrilla del Refugio pasan todo tipo de carnes, consiguiéndose con ingredientes de calidad resultados sugerentes. Es el caso de la costilla de cerdo, de ternera o ibérica. De vacuno, solomillo, entrecot, chuleta, chuletón...; de lechazo, chuletillas; de cerdo, también secreto y presa; y finalmente, pollo y hamburguesa de carne de tudanca.

Además, para los carnívoros también existe la opción del horno por donde pasan el cochinillo y el lechazo. Completan el abanico de posibilidades el cachopo, los escalopines, el bistec, el lomo a la plancha y las carrilleras.

Si con la carne la brasa proporciona interesantes matices, no menos lo hace con los pescados. Aquí se preparan a la parrilla jargos, salmones, lubinas, chipirones, rodaballos y cualquier otro pescado de mercado que admita esta técnicas. Además, hay merluza a la plancha o a la cazuela, rape, chipirones encebollados, pimientos rellenos de marisco o bacalao al estilo 'Refugio'.

Entre las tartas destacan la de hojaldre, luego el arroz con leche y la leche frita. Otras opciones son los helados artesanos, la tabla de quesos, los sorbetes y el valenciano.