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Cuando se habla con Elvira Abascal se puede comprobar de primera mano esa predilección que tiene por los productos de Cantabria. Por ello, no es de extrañar que se propusiera «el reto de personal de darlos a conocer», y que, en esta materia, además, busque ... siempre desde su posición como jefa de sala y sumiller de El Nuevo Molino en Puente Arce, «poner en valor y promocionar en concreto los vinos y las diferentes bebidas de esta región». Un propósito y una pasión que no solo tiene su recompensa en sala, «para mí es un orgullo haber conseguido que muchos clientes, más allá de lo que yo les pueda prescribir en materia de vinos de Cantabria, sean quienes ya me los soliciten directamente», sino que también se verá gratificado con su nombramiento como Vinatera 2024 de los Vinos de Liébana.
–¿Qué supone un reconocimiento como este?
–Para mí ha sido una gran sorpresa y alegría con lo que me lleva a estar orgullosa del trabajo realizado en los últimos años.
–Primera mujer nombrada vinatera mayor, ¿está dejando de ser el mundo del vino un mundo de hombres?
–Como en otros sectores, en el mundo del vino siempre han tenido más visibilidad los hombres, pero eso no significa no haya habido y siga habiendo grandes mujeres profesionales, pioneras, como la recién fallecida Isabel Mijares.
–Este premio valora a quien más conoce y da a conocer a los vinos de Liébana, ¿de dónde viene su pasión?
–Me viene del reto personal de dar a conocer los productos que tenemos y se elaboran en Cantabria. Hace unos cuantos años ya me propuse poner en valor y promocionar los vinos y las diferentes bebidas de esta región. Y de la comarca de Liébana tenemos en la carta del restaurante sus vinos, orujos, licores y otros destilados para ofrecer a nuestros clientes.
–Desde su punto de vista personal y profesional, ¿qué hace especial a estos caldos?
–Por un lado, me gustaría destacar la tradición vitivinícola que desde tiempos inmemoriales ha escrito páginas de la historia de Liébana. No menos importantes son la ubicación, un territorio con una marcada personalidad, el clima y las personas que hay detrás de cada bodega. Estas imprimen algo especial en cada vino que elaboran, además de mucha pasión.
–¿En qué momento se encuentran los vinos lebaniegos?
–Me decanto porque están en un buen momento, ya que cada vez se cuidan las viñas y el proceso de elaboración con más mimo, conocimientos y profesionalidad, para expresar lo mejor de cada vendimia en sus diferentes vinos.
–¿Hay diferencia en su popularidad con los Costa de Cantabria?
–En general, creo que los vinos de Cantabria, en su conjunto, tanto de la Costa como de Liébana o de Valderredible, cada día están más presentes en la hostelería y en los diferentes puntos de venta. Y entrando en si hay diferencia entre blancos y tintos, es preciso analizar la tendencia de un mayor consumo de vinos blancos. Esto se debe a que el periodo de más consumo es la temporada estival, cuando el calor invita a consumir vinos frescos como los blancos. Esto no quiere decir que los de Liébana estén relegados a un segundo plato, porque hay que tener en cuenta que en la zona de la costa hay un mayor número de bodegas y de superficie plantada. En Liébana hay proyectos están creciendo y haciendo las cosas muy bien como para reconocer que tienen un papel protagonista en la hostelería.
–¿Son bien recibidos entre los consumidores?
–Los clientes que consumen vinos de Liébana en nuestro restaurante se llevan muy buenas sensaciones. Y de hecho ya hay quien en su segunda visita te comenta que recuerda ese vino que les gustó. Y repiten. Para mí es un orgullo haber conseguido que muchos clientes, más allá de lo que yo les pueda prescribir en materia de vinos de Cantabria, sean quien ya me los soliciten directamente.
–¿Se aprecia diferencia entre los consumidores cántabros y los que visitan la región a la hora de consumir (bien por elección propia o recomendación) uno de nuestros caldos?
–Entre los cántabros, inicialmente, suele haber un sentimiento de escepticismo hacia lo que se elabora en Cantabria en cuanto a vino se refiere, no así en lo referente a otros producto como carne, pescado, anchoas... También es cierto que prueban y se sorprenden gratamente. Es ahí donde la recomendación de un sumiller es clave para dar visibilidad a los vinos de la región. Respecto al público de otros lugares de España y del mundo, en cuanto les sugieres tomar un vino de la región, rápidamente te aceptan, y ni mucho menos se van decepcionados, sino sorprendido agradablemente.
–¿Falta cultura del vino autóctono entre la sociedad cántabra?
–Claro que falta cultura de los vinos que se elaboran, del número creciente de bodegas, de las variedades plantadas y de la historia.
–¿Cómo se debe fomentar ese conocimiento enológico? ¿Es importante aquí el papel de la hostelería en general y jefes de sala en particular?
–Es un trabajo donde todos debemos compartir conocimiento y experiencia para poner en valor el vino, que ya existió hace muchos años en esta región y que debido a la filoxera y a la necesidad de pastos para el ganado frisón desapareció en gran medida. Desde hace más de 25 años, diferentes emprendedores a lo largo de toda la región han vuelto a plantar viñas para que hoy todos podamos disfrutar de una copa llena de calidad y mucho esfuerzo además de cariño y pasión. No me cabe duda que en la actualidad tenemos los mejores vinos de la historia vitivinícola de la región. Además, añado que creo que tenemos el reto de que todos mis compañeros de profesional tengan en sus cartas al menos un vino blanco y un tinto de Cantabria para poderlo ofrecer o para estar preparado si te lo pide el cliente.
–¿Con qué plato se tomaría usted una buena copa de alguno de los vinos de Liébana?
–Desde luego que con un cocido lebaniego. También con una carne ya sea a la brasa o en un guiso hecho a fuego lento.
–¿Con qué tipo de cocina maridan?
–Estos vinos de Liébana maridan tanto con la cocina tradicional como con la cocina contemporánea porque hay diferentes vinos y matices en cada uno de ellos.
–Marca la costumbre que el vinatero mayor pise la uva en la fiesta de la vendimia, ¿se va a animar a hacerlo descalza como se hacía tradicionalmente?
–Dado que la Fiesta de la Vendimia contribuye a que la tradición se mantenga viva y se transmita de generación en generación, será un honor participar en ella y hacer el pisado de la uva descalza. ¿Por qué no?
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