Con la misma ilusión que el día de la inauguración

El regreso a los restaurantes se produce con esa sensación de quien va a descubrir algo inédito, pero rápidamente se supera cuando se advierten garantías y confianza, que se cuidan los procesos y se recibe al cliente con los protocolos que exigen las circunstancias y con la afabilidad de siempre. Los tres establecimientos con la marca Taberna del Herrero en Santander abrieron el pasado miércoles, en el caso del local de la S20 con la amplitud que ofrece unos espacios para 340 plazas donde ahora se sientan solo 140 personas y con una terraza con 17 mesas bien distanciadas.

El equipo que dirige Ramón López apuesta por dar continuidad a la línea de trabajo que les ha convertido en un referente en la ciudad y en sus rostros se advierte la misma ilusión que el primer día.

La oferta gastronómica no ha variado, más allá de la presencia del producto de temporada, como es el caso de unos deliciosos bocartes rebozados. Por lo demás, los menús siguen siendo una interesante opción con buena relación precio-calidad, mientras que la carta -digitalizada- mantiene una larga relación de especialidades que hacen complicada la elección. En cualquier caso, si se trata de recomendar, aquí no pueden perderse las croquetas de jamón, generosas en tamaño y sabrosas; las rabas; las almejas en salsa verde o a la sartén; el refrescante salmorejo; o alguno de los cinco arroces que se proponen a diario.

Mención especial merecen las carnes rojas, de Campoo -también trabajan el angus, muy regular-, deliciosas en sabor y textura, en su punto a la parrilla, por donde también pasan los pescados del día, según lonja.

Por último, resulta obligado reservarse para el postre, ya que en el carro hay atractivas opciones para todos los paladares.