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De siempre se ha tenido en cuenta la estrecha relación que existe entre la comida y el estado de ánimo. Ya lo adelanta el refranero: «En tripa vacía no hay alegría». Son varias las conexiones entre la alimentación y la función cerebral.
Por una parte, ... el cerebro es un órgano que consume casi la cuarta parte de nuestro gasto metabólico diario: si no le damos combustible, no trabaja. Por otra, precisa que le aportemos una serie de moléculas y nutrientes con los que fabrica los neurotransmisores que le hacen funcionar, por ejemplo, la colina que abunda en el huevo.
De estos asuntos ya hemos hablado en otras ocasiones. Pero en los últimos años diversos estudios han demostrado una estrecha relación entre un tipo de alimentación (antinflamatoria) con la prevención y el tratamiento de los estados depresivos y de esa terrible enfermedad que es la llamada Depresión Mayor, que afecta a tantas personas y que requiere un tratamiento profesional psicológico o psiquiátrico.
Los fundamentos de estas medidas dietéticas en relación con los estados depresivos se debe a que los estados de tristeza y depresión suelen asociarse con estados inflamatorios globales del cerebro. Recientemente (febrero 2023) unos investigadores chinos han publicado en la revista Journal of Affective Disorders un estudio que muestra cómo una dieta proinflamatoria puede desencadenar o agravar los estados depresivos y, por el contrario, una dieta antinflamatoria puede prevenirlos o aliviar sus manifestaciones.
Tanto por nuestra salud mental, como corporal, todos deberíamos introducir en nuestros menús semanales aquellos alimentos que nos proporcionan elementos de defensa contra ese temible proceso que es la inflamación global, que no solo afecta al cerebro; también al resto del organismo. En general, podría servir cualquier plan de alimentación saludable, a base de productos naturales y de temporada, del tipo de la Dieta Mediterránea y complementarla con algo de ejercicio físico.
También es importante evitar el aislamiento y fomentar las actividades sociales o en grupo. También el refranero aquí se manifiesta con sabiduría: «Mucho trato, poco plato y gasta la suela de tus zapatos». Los alimentos que no deben faltar en ninguna dieta antiinflamatoria los listamos a continuación. Lo principal son el consumo frecuente de pescados azules en cualquiera de sus formas, incluida las latas de atún o las anchoas.
En las personas que ya tengan algún síntoma de bajo estado de ánimo deberían consumir estos pescados a diario, incluso hay quien recomienda complementar el aporte de grasas omega 3 mediante la suplementación con algún preparado de calidad. Estas grasas, además de su poder antiinflamatorio son elementos muy importantes en la estructura de las células cerebrales. También hay que consumir frutos secos, en especial las nueces, las verduras de hoja ancha y hortalizas como el tomate y el brócoli, frutas, sobre todo cítricos y bayas, y utilizar solo aceite de oliva virgen extra. Hay que evitar las bebidas azucaradas, las bebidas alcohólicas, los dulces en todas sus variedades, los platos preparados y las carnes procesadas (embutidos, salchichas y demás) y las grasas animales (tocino, manteca).
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