Secciones
Servicios
Destacamos
Las navidades ya no son lo que eran. Se han producido cambios en sus fundamentos religiosos, en sus aspectos culturales, en sus consecuencias nutricionales y sobre todo, ha irrumpido con fuerza y vocación de quedarse, el móvil. Además, los intereses comerciales han adelantado las fechas ... hasta límites que rozan lo ridículo. Antes el inicio de las Navidades y todas sus manifestaciones coincidían con el comienzo de las vacaciones escolares. Hoy ya se ponen los adornos navideños a finales de noviembre y los empleados de los centros comerciales tienen que soportar a los peces bebiendo en el río ocho horas diarias desde principios de octubre.
Antes, las navidades eran unas fiestas que se vivían exclusivamente en familia. Se celebraban con cinco banquetes muy especiales: Nochebuena, Navidad, Fin de año, Primer día del año y Noche de Reyes. En esas ocasiones se guisaban platos especiales, se comía y se bebía con exceso y se abusaba de unos dulces elaborados para la ocasión. Pero hoy ya nos encontramos los polvorones en el súper al volver de vacaciones de verano.
Nuestra fisiología asimilaba esos excesos porque se intercalaban, entre uno y otro exceso, unos cuantos días de reposo alimentario durante los cuales la frugalidad nos permitía hacer las paces con nuestro metabolismo. Pero en la actualidad numerosas invenciones dos han alterado esa norma higiénica.
Ya se ha consolidado 'el tardeo', que permite empalmar la comilona de medio día con la cena familiar sin interrumpir el trasiego de comida y bebida. Y también hay tardeo casero de dulces. Antes, los turrones, polvorones y mazapanes se compraban pocos días antes de Nochebuena. Se guardaban bajo llave en la despensa y sólo se preparaba una bandeja surtida en cada una de las cinco ocasiones especiales. De esta forma las dosis de azúcares rápidos, poco saludables, se recibían de una manera espaciada y nuestro organismo, y nuestra insulina, tenía oportunidad de metabolizar aquellos excesos esporádicos con un mínimo daño para nuestra salud.
Pero hoy se compran los dulces de Navidad en noviembre. Ya que están en casa y son accesibles, se consumen, hay que reponer el surtido y al final nos comemos el último polvorón en febrero.
Cuando lean estas líneas ya habrá pasado el ecuador de la Navidad y nos quedan los últimos dos empujones: fin de año y Reyes. Tómenselo con calma y hagan depuraciones.
El exceso alimentario de un día lo podemos compensar sustituyendo una de las comidas del día siguiente por algo de fruta o zumos o un yogur desnatado, incluso no pasa nada por estar un día entero a base de zumos de fruta. Permitimos una limpieza a nuestro organismo ('reseteo') y ahorramos calorías. También debemos aumentar el ejercicio físico en estas jornadas vacacionales. Cada cual a su gusto. Desde largos paseos en compañía de los familiares que nos visitan, hasta esfuerzos más intensos.
Nuestro organismo lleva muy mal un abuso continuado, un día sí y otro también de alcohol. Muchas personas constatan que el dolor de cabeza que creían que era 'resacoso' no les desaparece. Si se miden la presión arterial probablemente la tienen elevada.
Las navidades más felices son aquellas que llenos de alegría y de salud disfrutamos en compañía de nuestros seres más queridos. Esas son las que yo les deseo desde estas líneas y también un 2025 lleno de salud y felicidad.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.