La parrilla, el alma de la cocina de El Refugio

En este contexto encontramos en Tanos el restaurante El Refugio, un negocio que abrió hace 19 años Manuel Blanco Ferrero a quien desde hace unos años acompañan en la dirección dos de sus hijos, Manuel y Eduardo, ya que el tercero, Iván, dirige el otro negocio familiar, el restaurante El Rincón de la Coral en el centro de Torrelavega.

Nunca su ubicación, al pie de la autovía que circunvala la ciudad, fue un inconveniente para El Refugio, más bien lo contrario, es una ventaja para el cliente que aquí encuentra un cómodo y amplio aparcamiento, y para la actividad de la discoteca que completa la oferta del complejo hostelero.

De sus instalaciones se pueden destacar dos amplios comedores, una terraza cubierta, la zona de cafetería, un parque infantil y, sobre todo, una espectacular parrilla a la vista del cliente que se ha convertido en el alma del restaurante.

Por la parrilla del Refugio pasan tanto carnes como pescados, aunque si hubiera que hablar de una sola especialidad en esta casa no cabe duda que ésta es la carne, y entre la oferta variada destacan las procedentes prioritariamente de la comarca de Campoo. Además, también reciben un trato exquisito al calor de la leña los ibéricos que se sirven en parrilladas, las chuletillas de lechazo, el pulpo o cualquier tipo del pescado del día.

Con motivo de la pandemia, El Refugio ha decidido aligerar un poco su carta que de por sí es muy extensa en especialidades. Y para contentar a todos los comensales, también se ha optado por ir renovándola periódicamente, aunque en la básica nunca faltan esos platos que tan buena aceptación tienen. Precisamente esta semana el restaurante estrena carta y lo primero que llama la atención es su amplio abanico de opciones para comenzar un almuerzo o cena y compartir un picoteo.

Vamos con algunas sugerencias, de las que siempre triunfan. Es el caso de pulpo con una muselina de patata, las croquetas de jamón ibérico, las rabas, el puding de cabracho, los mejillones en salsa o vinagreta, el salpicón de marisco, las gambas frescas de Huelva, las mollejas empanadas con almejas, los embutidos ibéricos o lo quesos de Cantabria, las gambas al ajillo o las anchoas de primer nivel, entre otros. A esta relación de entrantes se suman las ensaladas y los arroces, otra especialidad de la casa. Se mantiene en la carta actual los tres que más demanda han tenido en las últimas temporadas, caso del arroz con bogavante, la paella de marisco y la paella mixta.

En pescados, aquí está bien acreditado el bacalao. Merece la pena detenerse en la lubina salvaje, aunque la oferta va más allá e incluye merluza, rape, rodaballo y chipirones. Según los casos, también se preparan algunos de estos peces a la cazuela.

Es difícil que un cliente no deguste algo de carne a la parrilla en esta casa. El catálogo de especialidades se mantiene muy amplio, empezando por el chorizo criollo, la costilla de cerdo duroq, de ternera o ibérica, el solomillo, el entrecot, el chuletón, el pollo, las chuletillas y terminando por el secreto y la presa.

Como buen asturiano, también Manuel Blanco cultiva la cultura del cachopo y ofrece sendos con jamón serrano y nata o con cecina y queso de cabra exquisitos, sabrosos con la carne de Cuca de Santiurde y nada grasientos.

Otra acertada elección aquí es el lechazo de Castilla al horno, protagonista de jornadas en las que participa El Refugio.

Finalmente, aquí los postres no son algo secundario. Además de los helados artesanos son interesantes las tartas de queso y arroz con leche o el flan de huevo.