El restaurante Laury, un clásico y un referente desde 1971 en Santander

Cuando los negocios con una solera cambian de propietarios siempre surgen dudas sobre la continuidad y el futuro. En Santander, el restaurante Laury es un clásico y al mismo tiempo un referente desde 1971. Con la jubilación de Laureano Llata, se puso al frente del negocio en 2006 José Cañedo, que ha conseguido mantener el espíritu del negocio, ganarse a los clientes -y conquistar a muchos nuevos- gracias a una apuesta constante por las buenas materias primas y a un trato cercano y profesional, y mantener una especialización a partir de la parrilla que el comensal sabe apreciar.

Con Jonatan Valle al frente de la sala, el restaurante Laury siempre responde con calidad y genera la admiración cuando se trata de disfrutar con la carne. La parrilla la manejan con destreza, son muchos años de experiencia, y los resultados de punto y sabor son sobresalientes, como ocurrió en esta ocasión con una chuleta suministrada por Cárnicas Treto, perfecta al paladar, hecha al gusto, sabrosa y con una textura sensacional. Aquí con las carnes han conseguido una gran regularidad que solo se explica con una selección muy estricta de los diferentes cortes y con un método a la hora de manejarla en la parrilla.

Pero no solo las carnes son destacables en este restaurante. El resto de los platos de su carta no se quedan atrás, comenzando por los entrantes. Las rabas de calamar fresco son en Laury una especialidad, que tanto pueden compartirse en mesa como degustarse en barra con un vermut bien preparado a la hora del aperitivo.

Otras raciones interesantes son las croquetas caseras, la ensaladilla rusa, el salpìcón de marisco, las albóndigas de pescado, las mollejas de lechal acompañadas de unas patatas paja y unos pimientos, las anchoas de don Bocarte, las zamburiñas o el jamón ibérico.

Aunque hoy esta casa se distinga sobre todo por sus carnes, no debemos olvidar la gran tradición que tienen aquí los pescados y los mariscos. En este capítulo se pueden recomendar los langostinos tigre cocidos, las almejas al gusto, las gambas cocidas, los mejillones escabechados, en salsa o al vapor o el pulpo a la gallega. En temporada no faltan los bocartes, tanto fritos como rebozados, y durante todo el año también se puede saborear un micuit casero o unos pimientos rellenos de chagurro.

Todas estas especialidades están concebidas para poderse compartir y resulta habitual acompañarlas de una ensalada de la casa, bien de ventresca con bonito y pimientos asados de Isla, de foie con frutos secos y jamón ibérico, de burrata con tomate, jamó ibérico, albahaca y piñones o de tomate de Cantabria con aceite de primera calidad.

Lo ideal en Laury es poder picar algo de entrada para compartir y luego decantarse por un plato principal. Los pescados se ofertan en función de la disponibilidad del día. Piezas interesantes, frescas, que se preparan al gusto del cliente.

Pero el plato fuerte son las carnes, el chuletón de vaca vieja, el entrecot o el solomillo a la plancha. Para quien prefiera otra opción frente al vacuno se preparan cabrito lechal para dos personas y las chuletillas del propio cabrito.

Finalmente, en postres, un sutidos si son varios comensales es una sugerencia de la casa a partir de un puding de naranja, de las tartas de queso, de chocolate o de almendra o el helado de queso.