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Desde Lima con ardor cocinero

Desde Lima con ardor cocinero

Guillermo Balbona

Santander

Lunes, 13 de agosto 2018, 19:34

El fenómeno culinario y el esplendor mediático gastronómico, no siempre coincidentes, se vienen plasmando desde hace años en variantes catódicas como los concursos, los periplos viajeros por productos, costumbres y mesas varias, y esas locas comandas en busca de autor. Con menos repercusión pero casi siempre más interés, han crecido las miradas documentales sobre chefs históricos, proyectos de cocina sorprendentes y retratos sociológicos con mucha enjundia. En este último apartado destaca 'Perú sabe: La cocina, arma social', una inmersión en un país a través de una explosión de cultura, biodiversidad y mestizaje. Ferran Adrià y Gastón Acurio son los gurús y sherpas de este documento sobre la gastronomía peruana que se ha convertido en un referente internacional que también ha llegado a España. Cuzco, Iquitos, Lima, Arequipa… conforman el trayecto de esta road movie de sabores y parlamentos con la cocina como motor. Cocineros, mayores y jóvenes...se asoman a la cámara que intenta entender la escuela de Pachacútec, en el distrito más marginal y pobre de Lima, que se postula como «símbolo de la cocina como arma social». Adrià, que ha traspasado todas las fronteras conceptuales de los fogones, y Acurio, el principal referente de Latinoamérica, exploran las raíces y diseccionan la capacidad de la cocina peruana para transformar vidas.

Fenómeno paralelo al de la música y las orquestas vivido en Venezuela, el documental trata de explicar esa repercusión social, «el impulso de un modelo inédito y de desarrollo, la promoción profesional y generación de riqueza; el compromiso de miles de jóvenes estudiantes y la generación de un sentimiento de orgullo popular». Entre alusiones a esos más de 80.000 estudiantes de cocina del país andino, se destaca el valor de la gastronomía como instrumento de integración social. El periodista y cineasta Jesús María Santos traza este viaje, desde la agricultura hasta la biodiversidad, la influencia europea, china, japonesa e indígena y su privilegiada situación geográfica. El ceviche y el pisco, sí, pero sobre todo una copiosa travesía emocional.

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