De la librería a la taberna de pueblo

Casas rústicas y otras con resonancias de historias de indianos conviven entre el silencio y la vida tranquila de sus vecinos, lejos del bullicio y el vértigo de las grandes ciudades. Colombres, Llanes y Unquera, son proveedores de las necesidades cotidianas. Oviedo o Santander para las más complejas de resolver.

A ese rincón desde el que se contemplan unas preciosas vistas llegó en 2011 Esteban Raposo procedente de Madrid. Había estudiado Biología, pero lo abandonó porque no le convencía. Probó otras alternativas hasta que descubrió que lo que le gustaba realmente era Geografía, especialidad en la que se licenció. Como muchos ciudadanos de las grandes urbes, tantos madrileños entre ellos, quería vivir una experiencia lejos de la capital, en el ámbito rural. La casualidad le llevó a Pimiango. Su mujer tuvo que resolver unos asuntos familiares. Para él fue una revelación. Quería hacer algo allí. Dándole vueltas a posibles alternativas se decide por abrir una librería. Y para darle más vida, combinar la venta de libros con la de vinos o cervezas.

Surge de ese modo, en 2021, La librería de Pimiango, con un fondo que combina libros de segunda mano, descatalogados o novedades. Le ayuda inicialmente su hermana Carmen en el diseño y la decoración del espacio (piezas de la vieja memoria, algunas que bien pudieran ofrecerse en anticuarios, otras de su biografía probablemente), y más tarde se incorpora como experta en literatura la bretona Estelle Roullier. Los primeros libros proceden de su biblioteca personal. Poco a poco va incorporando ejemplares de donaciones o adquisiciones con un criterio selectivo. Las presentaciones de libros, los recitales poéticos o musicales, las proyecciones de cortos, las exposiciones de cuadros de pequeño formato y las conferencias alternan una programación a lo largo del año. En ella han participado editoriales y autores de Cantabria. Abre a partir de los miércoles y los sábados es cuando se realizan los actos.

La gastronomía forma parte de la oferta del espacio. En los fogones trabaja el cocinero cántabro Nacho de Carlos. En su carta incluye guisos como fabada, marmitako o garbanzos y tablas de embutidos, quesos o ahumados. Ha conseguido fidelizar a clientes que acuden a las actividades y las relaciones personales que el espacio favorece.

Un ambiente acogedor repartido en dos plantas. En la inferior se encuentra la barra del bar. Y por todo el local, los libros. En estanterías, amontonados en rincones, sobre mesas, invitando a ser consultados. A llevárselos a casa al descubrir aquel título que tanto habías deseado y no encontrabas.

En La librería de Pimiango se puede pasar un rato agradable tomando un café o una cerveza mientras lees o conversas con un amigo escuchando buena música.