Borrar
Las coles de Bruselas se pueden encontrar los doce meses del año, las de color verde. DM

Un mini repollo del otro lado de los Pirineos

Cultura gastronómica ·

Las coles de Bruselas tienen su origen en Bélgica y llevan con orgullo el nombre de su capital aunque también se cultivan en España

Domingo, 21 de mayo 2023, 07:58

Originarias de la ciudad que les da nombre, las coles de Bruselas están tan incorporadas a nuestra cocina que bien se puede decir que son casi más españolas que belgas. Y aquí también se cultivan, principalmente en Cataluña y Aragón, zonas de Toledo o Madrid.

Es una variedad de col, verdes, o moradas, redondas, como repollos pequeños, con un sabor más suave, un marcado gusto acre o amargo y un ligero toque dulzón. Son de la familia de la col rizada, el brócoli, la berza, la coliflor, el colinabo y la rúcula. Su cocinado descubre un producto tierno, repleto de nutrientes y que se pueden incluir en muchas comidas.

Características y curiosidades

  • Su nombre científico. Responde a la denominación de Brassica oleracea. Técnicamente son legumbres que aparecen del tallo de la planta y se recolectan cuando tienen una textura firma y un color verde intenso.

  • Sabor. Generalmente dulzón, con un fondo ligeramente amargo debido al compuesto llamado glucosinolato.

  • De invierno. Está asociada en Europa a platos invernales, como casi todas las coles. Se prepara hervida en agua, acompañada de carnes, ahumadas o embutidos, según las costumbres de cada país.

  • Nutrientes. Entre sus ventajas, destaca por ser una fuente de fibra o potasio; escaso contenido en grasas y porque reduce el riesgo de padecer diabetes.

  • Hace más de un siglo. Así datan algunos autores el origen de su cultivo, aunque descripciones fiables solo aparecen a comienzos del siglo XIX, en el norte de Francia y en Bélgica, cerca de Bruselas, de ahí su nombre.

  • Muy europea. Es una verdura muy arraigada y popular no solo en sus países de origen, sino también en Holanda o Reino Unido.

Antes de echarlas a la cazuela hay que cortar la base inferior, dura, y retirar las hojas externas con apariencia marchita. También conviene efectuar un corte en forma de 'x' en la base para ayudar a que se hagan más uniformemente. Al vapor (lo más recomendable), asadas o salteadas, incluso en microondas; se conservan mejor sus propiedades, sobre todo, el aporte de vitamina C.

Si queremos evitar el fuerte olor que desprenden en su elaboración, un buen consejo es saltearlas previamente, en una sartén cóncava, tipo «wok».

La variedad verde tal vez es la más conocida, y entre sus ventajas, que se puede encontrar en los mercados los 12 meses del año. La col morada tiene una menor disponibilidad, por lo que no es tan popular. Y está la «flowe sprout», o «Kalette», un híbrido natural de la col de Bruselas y la col rizada.

Lo que sí es cierto es que la cocina se ha abierto a este mini–repollo. El recetario que encontramos es muy amplio, para disfrutar en la mesa de, por ejemplo, coles de Bruselas con langostinos crujientes, una tempura con calabaza asada, en papillote con espárragos y tomate cherry o coles de Bruselas con frutos del mar.

Para quienes no estén muy habituados a incluirlas en sus mesas –ganan en popularidad la coliflor y el repollo–, se pueden integrar en ensaladas. Crudas, aportan un toque crujiente en un plato que admite muchas propuestas. Al comprarlas hay que fijarse en que su color verde sea intenso y brillante, de aspecto compacto, liso y redondeado, y que estén prietas, incluso pesen, aún su pequeño tamaño.

Pero es que no sólo son ricas, sino que tienen muchas ventajas desde el punto de vista nutricional. Son fuente de fibra y de potasio, muy escasas en aporte de grasas. Su consumo reduce el riesgo de padecer obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Por todo ello, son de lo más recomendables para una dieta equilibrada y seguir el dictado de una vida sana.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Un mini repollo del otro lado de los Pirineos

Un mini repollo del otro lado de los Pirineos