Nueva etapa con la herencia culinaria de Pilar en El Stop de Villaverde de Pontones

Un mes antes de declararse el estado de alarma, Patricia Carriles Edesa se hacía cargo de la dirección y la cocina del Stop, el restaurante familiar propiedad de sus padres durante más de 40 años. Vinculada a la hostelería fuera de la región desde hace décadas, encara una nueva etapa profesional con el optimismo que la pandemia le permite. Aprendió a guisar con su madre, Pilar Edesa. «Ella me enseñó los mandamientos de la cocina tradicional», una base a la que hoy saca partido. «Cuando decidí retomar el negocio me matriculé en un curso del Basque Culinary Center que he tenido que aplazar por la pandemia. Quiero dar un paso más, no quedarme en lo esencialmente tradicional».

Mientras tanto, mantiene la propuesta con la que arrancó hace ya un año: una carta de picoteo clásica en la que no faltan buenas anchoas de Santoña, rabas o croquetas caseras, apoyada en muchas de las recetas de su madre, Pilar, como los callos y los torreznos de Soria hechos a baja temperatura; el cocido montañés o los caricos de Isla; la paella o el arroz con bogavante; la merluza a la sartén, los pimientos rellenos, las melosas albóndigas de novilla y los postres, por supuesto de elaboración casera. Abierto todos los días, dispone de un menú de elaboración casera por 10 euros (16 los fines de semana) con postre y bebida.

A domicilio o para llevar se puede encargar cualquiera de los platos de carta, incluido el menú completo, pero dispone de una carta más informal para llevar con hamburguesas, bocadillos, tortillas, pizzas caseras y pollo asado con patatas fritas.