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Comentaba esta semana un experto en mercados alimentarios que «el consumidor 2020 es bien distinto al de 2008 o 2012. Es más exigente, más informado, más digital y más sofisticado». Sin embargo, esta crisis provocada por el coronavirus no tiene parangón con ninguna otra sufrida recientemente; ni siquiera los grandes conflictos bélicos han generado consecuencias e incertidumbres semejantes a éstas aunque su grado de destrucción fuese mucho mayor». Todo ello se ha plasmado en los dos últimos meses en nuestros hábitos cotidianos. Desaparecida la posibilidad de desayunar, almorzar o cenar fuera de casa, toda la sociedad se ha visto a volcarse en la cocina doméstica y esto se ha reflejado en la cesta de la compra. Los hábitos de consumo han cambiado, más que evolucionado. Por primera vez se ha comprobado con el panel de análisis más completo posibles cuáles son las preferencias del consumidor, qué le gusta comer y dónde pone el foco de su mirada cuando recorre los lineales para llenar una despensa esencial para el confinamiento.
En su conjunto, el consumo alimentario en los hogares españoles ha crecido, en función de las semanas, en torno al 25%, llegando en algún caso al 50%. Esta subida se refleja en todas las categorías, aunque no en las mismas magnitudes.
En líneas generales, se ha advertido un mayor crecimiento de los productos frescos como carnes, frutas, huevos, hortalizas y lácteos, así como de las legumbres, del aceite, las harinas, los dulces (incluido el azúcar) y bebidas como el vino o la cerveza. Por contra, llama la atención el descenso en el consumo de pescados frescos, penalizados por el descenso de la actividad pesquera, que, sin embargo, se ha visto parcialmente compensado por unas mayores ventas de pescados congelados y de conservas de pescados.
Con la obligación por el estado de alarma de permanecer confinada en sus hogares, la población durante el último mes analizado consumió un 16% más de carne respecto a 2019. Destaca la subida en la carne de vacuno (21%), al igual que en las carnes frescas de pollo y cerdo, con variaciones del 17 % y 19% respectivamente. Baja, sin embargo, la venta de carnes de ovino/caprino y conejo con caídas del 5% y 2,4% respectivamente.
Las hortalizas frescas y patatas también incrementan en líneas generales su volumen en los hogares con una variación del 18%. El alza es superior al 20 % en algunos tipos como cebollas (24%), lechuga/escarola o endivia (35%) o los pimientos (22 %). Crecen las judías verdes (13%), las coles (19%) o los tomates (12%)
En el caso de las frutas, aumentan un 9% en volumen, un crecimiento por debajo de la media total. El aumento en la demanda se produce en algunos tipos: naranjas (10%), mandarinas (20%) y limones (27%). También se aprecian crecimientos en manzanas (12%) y peras (11%). Decrece, sin embargo, la demanda de fresas/fresones, sandía y uvas.
En la alimentación básica también se aprecian subidas en las legumbres (61%) o el arroz (52%). También la compra de huevos sube (21%), el pan (9%) o el azúcar (37%). Es igualmente notable el aumento de la demanda de leche líquida y derivados lácteos (15%).
Los productos de pesca, si bien crecen casi un 5%, sobresale la caída de los pescados frescos (1%), lo que se equilibra con la demanda de pescados congelados (27%) y las conservas de pescados/moluscos (21%).
En bebidas, las espirituosas experimentan un incremento notable (24%), similar a las cervezas (22%). Aumenta la presencia en los hogares españoles tanto de agua de bebidas envasadas (11%). Los vinos también ha crecido, pero en menor medida (2%).
Los grandes analistas tratan de adivinar las tendencias y, ante la crisis que se avecina por el incremento del paro, la precarización social y una bajada del PIB, creen que el consumidor será más austero, más controlador de sus gastos, primará el producto de proximidad y aprovechará en mayor medida las oportunidades que ofrece el comercio electrónico.
J. L. P.
Javier Peña, jefe de Gestión de Tiendas de BM Supermercados de Cantabria, ofrece su análisis sobre la evolución del consumo en las últimas semanas: «Durante este periodo excepcional estamos asistiendo a una diferentes tendencias de consumo, y si bien el ticket medio en general se ha incrementado en todas las familias, ha sido diferente en cada periodo y ha habido un descenso general en la frecuencia. Así, mientras en las primeras semanas de confinamiento, el consumo se dirigió a productos de higiene, limpieza, conservas y legumbres, con el paso de los días empezaron a despuntar otro tipo de productos relacionados con la repostería, fundamentalmente harinas y levaduras, y después han tomado relevancia las compras de indulgencia, bodega, snacks, aceitunas… asociados al ocio y las salidas, y los tintes, asociados al cuidado personal. En las últimas semanas con la entrada en la fase 1 y la ampliación de la hora de apertura, lo más reseñable es que ha habido un cierto repunte en el número de operaciones con respecto a las semanas de confinamiento, aunque se siguen manteniendo las medidas de seguridad, con el control de aforo y mantenimiento de distancias entre los clientes. También se está recuperando poco a poco el consumo del producto fresco, donde tenemos una gran oportunidad para apoyar ahora más que nunca el producto local, una de las apuestas de nuestro modelo BM».
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