La nuez de macadamia: la joya de los postres

Muy apropiada para la elaboración de postres (el brownie de chocolate, por ejemplo) y en el delicioso helado de vainilla, es uno de los frutos secos más nuevos y también, más caro, debido a su poca producción.

Fruto del árbol que se llama Macadamia integrifolia, procedente de Australia, es pequeño y pertenece a la familia Proteaceae. Puede llegar a tardar en dar el fruto entre siete y diez años. Estas nueces eran consumidas ya por los aborígenes australianos que llamaron a los árboles Kindal Kindal. Pero los colonos británicos lo rebautizaron como Macadamia, en honor al doctor John Macadam. En la actualidad se cultiva principalmente en Hawai, California, Florida, Centroamérica, Brasil, Indonesia y África oriental.

De forma esférica, color blanco crema, tiene una cáscara dura y lisa de color café que está dentro de otra de color verde. Para romper la cáscara dura hace falta un martillo o unas tenazas especiales para frutos secos. Cruda (como un delicioso y nutritivo aperitivo de la comida o la cena...), frita o cocinada, en pasteles, chocolates y otros dulces, este tipo de nuez también es ideal para elaboraciones saladas.

Está considerada una joya de los postres de la alta cocina por su rico sabor a mantequilla. Y también se puede moler para elaborar una harina que se añade a cereales para enriquecer el producto final con grasas y proteínas. Por su alto contenido en ácidos grasos saludables, su consumo previene las enfermedades cardiovasculares, que ayudan a tratar el colesterol malo. Y aunque se pueda pensar lo contrario, son saciantes del apetito, de ahí que sean buenas para las dietas. Otra de las ventajas es que facilitan el tracto intestinal. Con todo, hay que comerlas con moderación porque también contienen ácido arquídico, que eleva el colesterol malo. En personas mayores ayuda a combatir la osteoporosis.

También tiene sus beneficios para la piel, algo que la cosmetología ha sabido aprovechar. Así, está el aceite de la nuez de macadamia que se utiliza como mascarilla para revitalizar e hidratar el cabello y mantener la salud del cuero cabelludo. Incluso se puede utilizar como protector de quemaduras puesto que su aceite resguarda la grasa natural de la piel, evitando que ésta pierda su suavidad, humedad y brillo.