La original propuesta de La Hérmida en plena naturaleza

El restaurante lleva poco más de una década abierto –desde 2013–y se ubica en una vernácula casa rehabilitada, cuyo tejado parcialmente ausente ha dado lugar a un patio o corralada en torno al cual se ordenan los dos comedores y el área destinado a cocina y office. El inmueble fue adquirido hace décadas por los padres de Fernando, quien, tras cursar sus estudios de Historia en Navarra, pensó en convertir esta y otra casa anexa en apartamentos. Pero la inspiración le llegó en la zona norte de esta región: «Allí hay caseríos, al norte de Navarra, donde llegas y te dan de comer. No tienen carta, comes lo que hay. Siempre me gustó la fórmula pero aquí hemos optado por una propuesta intermedia, no tan radical, siempre y en la medida de lo posible a partir de productos de proximidad».

En La Hérmida, el cliente encuentra una pizarra con los platos principales del día, en esta ocasión eran siete, y con sus respectivos precios, todos entre 22,50 y 26,50 euros.

Elegido el plato, los entrantes serán comunes para todas las mesas. Al cliente solo le restará elegir el postre casero y la bebida; ésta no está incluida en el precio.

El capítulo de aperitivos comienza con una crema de puerros, ideal para entonar el cuerpo sobre todo cuando el frío aprieta. A continuación se presentan en un mismo plato unas croquetas de carne de tudanca, unos champiñones rellenos de queso azul y una deliciosa tosta crujiente sobre la que hay pera caramelizada, queso de cabra y beicon. Tres bocados equilibrados que darán paso al plato principal.

El gusto de cada comensal será el que defina su elección para el plato. El abanico de opciones el día de la visita era: cocido montañés con su compagno –muy abundante–, arroz con calamares y risotto con foie –se sirven en paella en la mesa–, musaká, crêpe de rabo de toro, carrilleras de cerdo ibérico y lubina de anzuelo –en este caso era para dos comensales–.

Raciones generosas, elaboraciones correctas y variedad suficiente para no dejar a nadie con las ganas... Fernando, que desde pequeño fue un poco 'cocinillas', siempre atento a lo que elaborada en casa su abuela, cambia con periodicidad y con la temporada sus propuestas: «Me guió mucho de lo que me ofrecen mis proveedores habituales y a partir de la materia prima elijo el plato».

Llegado el momento dulce, junto a un café de puchero, María, prima de Fernando y responsable de la atención al cliente, ofrece los postres caseros del día: tarta de queso, leche frita, brownie de chocolate, tarta de plátano con tofe, torrija de bizcocho y hojalde relleno de compota.

A la buena relación precio-calidad hay que sumar que La Hérmida es un destino gastronómico para disfrutar sin interferencias.

Dirección: La Hérmida 139. Herrera de Ibio (Mazcuerras).

Teléfono: 942 091211.

Propietario y cocinero: Fernando Vega Rubín de Celis.

Inaugurado: julio de 2013.

Sala: María Rubín de Celis.

Estilo de cocina: Tradicional.

Precio medio de la carta: Entre 22,50 y 26,50 euros sin bebida.

Capacidad: 40 comensales en dos salones diferentes.

Terraza: Sí, cuando el tiempo lo permite. Dispone de un jardín para entre cuatro y seis mesas.

Horario: De 9 a 18 horas, de jueves a domingo y festivos. Desde el 1 de julio abre todos los días, salvo lunes.

Cierra: Lunes y todas las noches, no da servicio de cenas. En temporada baja, también cierra los martes y miércoles. Vacaciones, la última semana de septiembre.

Bodega: Unas 20 referencias.

Café: De puchero.

Wifi: No. Zona sin cobertura.

Aparcamiento: Sí, propio.