Paco Quirós y Carlos Crespo abren la segunda La Maruca en Madrid

Abrir un negocio en una situación difícil, como la actual, y salir bien airoso, no es ninguna novedad para el chef cántabro Paco Quirós. Ya lo hizo en el mismo escenario, Madrid, en 2011, en plena crisis económica, abriendo, junto su entonces mujer, Teresa Monteoliva, Cañadío. Ayer, junto a su socio en los últimos establecimientos abiertos al público, Carlos Crespo, inauguró en el Paseo de la Castellana 212, La Maruca, un restaurante que imita al del mismo nombre de la calle Velázquez y que tanta importancia le ha dado a la cocina cántabra en la capital del reino. Abrió este lunes, con sesenta reservas para el almuerzo y 50 para cenar. Eso, al mediodía.

Quirós señalaba unas horas antes de abrir las puertas del nuevo restaurante que se sentía ilusionado con el reto. «Inauguramos La Maruca de la Castellana en circunstancias adversas, pero tenemos experiencia. En 2011, en un momento muy parecido, abrimos Cañadío. Como entonces, ahora nos llaman valientes e ignorantes, pero teníamos que abrir. Quisimos hacerlo el pasado mes de julio, ya con todo terminado, y lo hacemos ahora, con Madrid cerrado», señala el cocinero cántabro.

La Maruca del Paseo de la Castellana tiene capacidad para dar de comer y cenar a unas 80 personas, y una plantilla de unos 50 profesionales. El equipo de cocina, como el resto de los locales de Quirós en Madrid -Cañadío, La Maruca, La Bien Aparecida y La Primera- está dirigido por el chef Jesús Alonso. La decoración del local, de ambiente minimalista, ha corrido de la mano de Estudio Zooco y del propio Carlos Crespo. «Tiene -asegura Paco Quirós- el mismo estilo y el mismo aire de la otra Maruca, buscando que el cliente que venga aquí sepa que está en La Maruca». Así, en las paredes de este nuevo establecimiento se cuelgan fotografías del Sardinero, las pedreñeras, las sardinas del cantábrico...

Anchoas de Santoña, ensalada de tomate con bonito del norte, rabas de Santander, almejas a la marinera, buñuelos de brandada de bacalao, sopa de pescado, la merluza..., y, por supuesto, la siempre ponderada tarta de queso, junto a la tarta de hojaldre de Torrelavega figuran en la carta de las 'Marucas' de Quirós y Crespo, dos cántabros que han conquistado Madrid gracias a lo mejor de la cocina de la región.