Para hoy, pasta con mejillones picantes

Vamos a preparar una pasta con mejillones picantes, adaptado lógicamente a la tolerancia de cada uno, pero que os va a servir para más ocasiones, cuando los queráis abrir simplemente con ese toque especial que os voy a explicar.

En primer lugar necesitamos unos mejillones frescos y bien limpios, ya lo hemos hecho infinidad de veces así que no os tengo que explicar cómo limpiarlos, pero sí quiero recalcar que desechéis los que tengan las valvas rotas o que no se abran al golpearlos un poco, porque esos no interesan.

En una cazuela con un par de cucharadas de aceite vamos a añadir un par de dientes de ajo picados, un trozo de bulbo de hinojo bien picado –nos aportará un toque muy especial–, y lo sofreímos a fuego medio durante unos 5-6 minutos, hasta que se empiece a dorar. Es el momento de añadir un tomate pelado y cortado en cuadraditos, además de una cucharada de pimentón picante, aquí podéis poner el que más os apetezca, un ahumado tampoco queda nada mal, o si preferís alguna salsa picante también podéis.

Bajamos el fuego y dejamos que se vaya cociendo poco a poco, durante 12 minutos. Subimos el fuego a tope y le añadimos un buen vaso de vino blanco, aguantamos con el fuego alto, tiene que hervir todo para evaporar el alcohol, y lo dejamos reducir a la mitad.

Añadimos los mejillones y los tapamos, los dejamos cocer entre 3 y 5 minutos, cuando se vayan abriendo los vamos retirando, los reservamos, y también la salsa.

Es el momento de elegir la pasta que vamos a utilizar, evidentemente este tipo de elaboraciones quedan mejor con una pasta larga, porque así la salsa se reparte perfectamente, pero si os gusta más otro tipo, adelante. Spaghetti, fettuccine, bucatini, tallarines, tagliatelle o, mis elegidos en esta ocasión, los pappardelle, que no dejan de ser unas cintas de pasta anchas, de unos 3 centímetros y me parecen perfectos para esta receta con mejillones.

Cocemos la pasta según las indicaciones del fabricante. Yo casi siempre le quito un minuto porque me gusta saltearla con la salsa en el último momento, y una vez cocida la incorporamos a la salsa que tenemos que tener caliente. La salteamos, moviendo todo bien para que se mezcle a la perfección y retiramos las valvas superiores de los mejillones. Servimos la pasta y colocamos encima los mejillones con la salsa que nos haya quedado en la cazuela y lo servimos con un buen trozo de pan, porque veréis como es una receta para mojar.