Esta semana os propongo una receta de las de toda la vida, ideal para Semana Santa y de las que no rascan el bolsillo: unas patatas a la importancia con mejillones. Sencilla en ingredientes porque solo utilizaremos patatas y mejillones, el marisco más económico ... de todos, un bivalvo muy saludable y con la dosis proteica necesaria para equilibrar el plato. Pero aviso antes de entrar en detalle: compra un pan de más porque la salsa queda verdaderamente rica y os va a hacer falta.
La preparación es sencilla. En primer lugar vamos a pelar, lavar y cortar las patatas, en rodajas de un centímetro aproximadamente y las salpimentamos. Seguidamente ponemos harina en un plato, y batimos los huevos en otro, para pasar las patatas, en primer lugar, por harina y a continuación por los huevos batidos. En una sartén las freímos con abundante aceite caliente, y las reservamos en una fuente grande, pero con cuidado de no estropear el rebozado.
Nos ponemos manos a la obra con los mejillones. Como ya os he relatado alguna que otra vez, lo ideal es comprarlos el día que los vamos a consumir, que la manera adecuada de conservarlos hasta el momento del cocinado es envueltos en un paño húmedo y dentro de un cuenco en la nevera (así permanecen vivos) y que no debemos sumergirlos en agua para limpiarlos.
Precauciones
Es muy importante revisar los mejillones, uno por uno, y retirar los que tengan la concha rota o presenten alguna fisura así como los que huelan mal. El mejillón tiene que oler a mar, si no es el caso es mejor desecharlo pues posiblemente esté en malas condiciones.
También nos podemos encontrar con mejillones cuyas conchas están ligeramente abiertas; en ese caso para comprobar si están en buen estado o no, el recurso es darles un golpecito contra la encimera y si la concha se cierra entonces el mejillón está en buen estado y se puede cocinar. Si no es así, es mejor retirarlo y a la basura junto con los que tienen las conchas rotas o huelen mal.
Ponemos una cazuela al fuego, incorporamos los mejillones y regamos con un vaso de vino blanco. A continuación, un par de vueltas al molinillo de la pimienta e incorporamos una hoja de laurel. Subimos el fuego y tapamos. Los cocemos a fuego fuerte durante cinco minutos o hasta que los mejillones se abran. Iremos retirando los que se vayan abriendo. Una vez listos, separamos las conchas y colamos el agua que han soltado, será la base de nuestra salsa.
Seguimos, y con el mortero hacemos un majado con un par de dientes de ajo, perejil y sal. Calentamos unas tres cucharadas de aceite y rehogamos una cebolla, pelada y bien picada, hasta que comience a dorarse. Es el momento de agregar una cucharada de harina, damos unas vueltas rápidas y añadimos el majado, sin dejar de mover. Después añadimos caldo de los mejillones dejando que cueza unos minutos, pero siempre sin dejar de remover. Con cuidado pasamos las patatas a la cazuela y, cuando comience a hervir, rectificamos la sazón y cocemos a fuego suave durante 20 minutos, moviendo con cuidado de vez en cuando. Vamos mirando con una puntilla que estén tiernas, ese será el momento de agregar los mejillones, darlos un par de minutos, apartarlas del fuego y llevarlas a la mesa, como ya sabéis, con un par de barras de pan.
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