De Perú y México: platos del otro lado del Atlántico

El 17 de febrero de 2020, ambos abrieron Mr. Uchu (en quechua, picante), frente a la plaza de toros de Santander y donde estuvo el bar Oyambre. Pero a los pocos días, confinamiento. Desde entonces, han vivido una larga travesía, con reforma completa de las instalaciones incluida, que no les ha facilitado que la cocina que desarrolla Miguel -con 12 años en España entre fogones (Pomodoro y Agave Azul, entre otros)- haya lucido con todo su esplendor.

Aunque ambos son de Lima y apasionados de la cocina cuzqueña, aquí el cliente se puede encontrar en la carta tanto especialidades peruanas como mexicanas fruto de la experiencia profesional de Miguel; muchas de ellas son muy aptas para consumir a domicilio, pero lo que quieren Ángela y Miguel es que, ahora que se puede, la gente les visite, los conozca directamente y escuchen sus explicaciones de cada plato. En la distancia corta, esta propuesta gana muchos enteros.

Aunque los clientes mayoritariamente entran en Mr. Uchu por la cocina mexicana, al final se entusiasman con la cocina peruana, con menor proyección internacional pero con argumentos tan sólidos como cualquier otra, como ha puesto de manifiesto un gran chef como Gastón Acurio.

En clave peruana, de la cocina criolla que elabora Miguel se pueden tomar, por ejemplo, el plato de yuka frita con salsa a la crema huancaina; los tequeños, base de harina de trigo rellena de queso latino; el ceviche peruano, en esta ocasión preparado con mero y acompañado con plátano frito, boniato, maíz concha y cocido, y cebolla; la leche de tigre (pescado, limón, leche, maíz y cancha peruana); o los antojitos, como el arroz ucho, el arroz con gambas, el pollo broaster, el chicharrón o el anticucho.

En postres, no se pueden perder la tarta de lúcuma, de la zona andina, con una base de galleta y una mousse de esta fruta.

En el repertorio de la cocina mexicana hay opciones para todos los gustos. Se probaron en esta ocasión unos ricos nachos de chili con carne; las tostadas de tinga (que pueden ser de pollo o de ternera) y unas enchiladas de mole. Pero más allá de esta degustación, hay también diferentes tipos de nachos, chilaquiles, distintos tipos de ensaladas, aguachiles, enchilada verde, flautas, diferentes tipos de quesadillas, de tacos, de y de tostadas, así como codillo.

Para quien prefiera una degustación, hay tablas mexicana, peruana y de fritos, concebidas para dos personas y a un precio de 19 euros. Precisamente otro aspecto destacable es que los precios de las raciones son bastante equilibrados, por lo general por debajo de los 10 euros.

En definitiva, interesante y honesta propuesta donde el límite al picante lo pone en propio cliente.