Picoteo. Para compartir y disfrutar de los clásicos

Villanueva Rampalay es una pequeña localidad burgalesa muy próxima a Las Merindades. Allí, en su pueblo natal, Félix Fernández –fundador del mesón junto con su hermano Basilio– disfruta de su merecida jubilación. Del campo, de los paseos por el puente medieval y de sus abejas. Porque los tarros de miel de brezo han sido siempre uno más en el Rampalay que ahora dirige su hijo Antonio, como las frascas de vino, las jarras de sangría y de cerveza o las populares raciones y pinchos, una especialidad en la que fueron pioneros.

Y en la barra se van rotando –especialmente los fines de – entre la treintena de variedades que elaboran: montaditos de jamón, pulpo sobre patata, ensaladilla, salmón, hamburguesita Rampalay... Y a la vista del cliente, en la propia barra, se mantienen frescos los boquerones en vinagre, salpicón de langostinos, pulpo en vinagreta, mejillones, gildas y también octavillos de anchoas para acompañar la selección de vinos por copas de diferentes DO e IGP Vinos de la Tierra Costa de Cantabria; cervezas o vermuts: solera y especial Máximo Bolado, Siderit, Yzaguirre rojo y Reserva y Martini.

La especialidad del Rampalay es el buen picoteo tradicional de una cocina clásica –siempre de la mano de los mismos proveedores locales como pescados Emilio o Carnicería Eño–. Productos de aquí y de allí como el queso DOP Picón Bejes Tresviso o la cecina de Astorga; las rabas y los bocartes o los choricitos del Bierzo a la sidra y la morcilla de Burgos.

La carta está pensada para compartir y disfrutar de esos clásicos en el aperitivo, la comida, el tardeo o las cenas. Comienzan con las raciones y platos calientes: bacalao ajoarriero o con salsa de queso azul, puerros y cecina, cachón en tinta. Muy suaves los pimientos del piquillo rellenos de bechamel de bacalao, callos caseros, torreznos, albóndigas, carrilleras ibéricas, solomillo y entrecot, chuletillas o huevos con jamón.

En las opciones frías no pueden faltar la selección de ibéricos ni la tabla de quesos cántabros o el pastel de centollo acompañado de una mayonesa con toque de Jerez. Y además, ventresca de bonito con pimientos del Bierzo, variedad de ensaladas, los espárragos dos salsas o los tomatitos con anchoas y boquerones.

Los postres están bien representados con opciones muy caseras: natillas, arroz con leche, tarta de queso con galleta, leche frita, tiramisú, trufas de chocolate y un cremosísimo flan de huevo, receta 'de la abuela'. Memorable.

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