Los platos de cuchara y algunos mitos

Sí, porque los platos de cuchara no se comen en soledad. En soledad, frente a la tele te zampas una pizza prefabricada, pero no un cocido montañés; ese se come en familia o entre amigos. Los platos de cuchara son los auténticos superalimentos. Su diseño es el resultado de siglos de experiencia que aúnan en un mismo plato carnes o pescados, huevos, verduras, hortalizas, patatas, legumbres y cereales. Esta variedad proporciona en un solo plato una cantidad adecuada de casi todos los nutrientes que necesitamos para vivir y estar sanos. Los podemos elaborar con todo lo que tengamos a mano y con los componentes que más nos gusten.

Los platos de cuchara son los que más se ajustan a los parámetros que la sociedad actual exige de un menú saludable. Suelen contener productos naturales, orgánicos, que se pueden conseguir del tendero de la esquina o del mercado del barrio y no contienen conservantes ni otros aditivos químicos. Se les achaca el defecto de tener muchas calorías, grasas de mala calidad y abundancia de colesterol. Pero eso depende de los ingredientes que utilicemos. Podemos sustituir los embutidos por carne de ave, quitarles mucha grasa dejándolos reposar y eliminando la grasa que sobrenada con una espumadera. Tengan en cuenta que los que protagonizamos hoy las estadísticas de esperanza de vida (muy alta en España) somos los que de niños y jóvenes nos alimentamos, fundamentalmente, de platos de cuchara, porque casi no había otra cosa que comer.

Se ha dicho que los platos de cuchara son muy laboriosos de cocinar. Pero eso tampoco es cierto, solo hay que poner en la olla a cocer las carnes, legumbres y demás ingredientes según nuestros gustos y el fuego hace el trabajo. Además, hoy con los robots, microondas, frigoríficos inteligentes y demás tecnologías, en una familia normal se puede cocinar durante el fin de semana lo que se va a comer durante la semana siguiente. Se guardan congelados en porciones y se descongelan en el propio plato con el microondas. Así se ahorra uno de lavar luego las cazuelas con las lentejas pegadas en el fondo. También hay que considerar que son platos que pueden resultar muy baratos, lo que también es bueno en época de crisis. Los platos de cuchara tienen una muy buena relación entre calidad nutricional y precio. Y no olvidar los caldos y sopas. Se pueden hacer de una tirada y guardar congelados en frascos de cristal. Solo hay que descongelar, calentar y adicionar lo que más nos guste (por ejemplo, escalfar un huevo) para conseguir el mejor plato para cenar una noche de invierno.