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¿Cenamos hamburguesa? Pocos serán los niños que duden ante esta pregunta y es que este es uno de esos platos que siempre conquista a los más pequeños. Hay comidas que tienen ese súper poder, es pronunciar su nombre y provocar una sonrisa en ... el comensal.
La hamburguesa es un plato al que no le faltan clichés porque, al mismo tiempo que despierta esta pasión entre los niños y, no nos engañemos, también entre los menos niños, es un plato con muy mala fama, estandarte del fast food y la llamada comida basura. Esto tiene mucho que ver con el consumo de carne roja y con que pocos acompañan su plato con la clásica lechuga y tomate que supone incorporar algo de verdura al conjunto.
Comer hamburguesas no es malo para la salud como premisa, lo que hay que analizar es qué tipo comemos, con qué frecuencia y con qué la acompañamos. Como tal, la hamburguesa es un alimento que nos aporta nutrientes y es fuente de proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y distinto grado de grasa en función del tipo de carne utilizado. Las bondades del plato van mermando conforme añadimos elementos como queso, huevo frito, bacon, ketchup, mayonesa, mostaza, patatas fritas... Pero aquí, la cuestión ya no está en la carne, sino en la suma de ingredientes.
Por eso, en la mesura y el equilibrio están las claves. No hay que demonizar a la hamburguesa, sino consumirla de vez en cuando, con materias primas de alta calidad y alternando las múltiples opciones de carnes e ingredientes con los que se puede preparar.
Con este enfoque, además, en el caso de los niños saber explotar el concepto de hamburguesa puede convertirse en una oportunidad para ofrecer propuestas más alternativas.
Y es que este plato puede ser una herramienta excelente para conseguir que los peques coman alimentos que, bajo otras presentaciones, no quieren ver ni en pintura.
Las opciones son tantas como la imaginación de quien esté detrás de los fogones: espinacas, brócoli, pescado... Y no se trata de engañar al paladar, porque evidentemente el sabor es distinto, pero diferente no es malo ni peor, al contrario, hay propuestas realmente sabrosas que, simplemente, muchos niños no se atreverían a probar solo porque son distintas. Por eso, la palabra mágica hamburguesa abre unas puertas que hay que saber aprovechar.
Ante todo y como principios básicos hay que cuidar la materia prima, comprar en establecimientos de confianza y disponerse a cocinar para conseguir esas mezclas que no suelen comercializarse como productos elaborados.
¿Y cuáles son las alternativas a la carne roja? Sin salir de las carnes, podemos optar por utilizar pollo, pavo, potro o conejo, por ejemplo. Si buscamos una base hecha de pescado, podemos elegir salmón, atún o cualquier pescado blanco tipo merluza o gallo.
Otra alternativa muy interesante es mezclar cualquiera de estas carnes o pescados con alguna verdura, lo que puede dar un resultado muy jugoso y diferente. Entre las propuestas, destacamos el uso de espinacas, calabacín o acelgas.
En otra categoría podemos encontrar hamburguesas a base de legumbres que no llevan ni carne ni pescado en su elaboración. Las hay de alubias, garbanzos o lentejas, así como combinaciones con alguna verdura.
Después de utilizar cualquiera de estas propuestas para elaborar la base de la hamburguesa o incluso si hemos optado por una carne roja clásica, podemos equilibrar el conjunto optando por una guarnición que sea distinta de las típicas patatas fritas. Es una manera de aplicar la máxima que decíamos antes de que a veces que un plato sea más o menos saludable depende de la composición global y del equilibrio entre los ingredientes.
En esta línea, apostaremos por verduras, legumbres o incluso frutas y huiremos de la fritura, dando más protagonismo al horno o a la plancha.
Entre las alternativas, tenemos desde la ensalada a base de lechuga y tomate hasta los patacones, tan utilizados en América Latina. Nuevamente, creatividad e imaginación toman el mando.
1. Patatas cocidas. Esperar a que estén frías para servir.
2. Ensalada. A base de lechuga y tomate.
3. Bastones de zanahoria. Cocinados a la plancha o al horno.
4. Garbanzos crujientes. A la sartén con hierbas.
5. Chips de verduras. Fritas o al horno.
6. Tempura de verduras. Una opción crujiente y ligera.
7. Espárragos trigueros. Al horno, plancha, barbacoa...
8. Plátano macho crujiente. Alternativa nutritiva y original.
Dice el dicho popular que cualquier comida entra primero por los ojos, así que este es el primer sentido que debemos conquistar. En el caso de los más pequeños, inventar una presentación divertida es casi un éxito asegurado.
Y aquí, ser creativo puede conseguir auténticos milagros. Por ejemplo, de cara a Halloween o para ambientar una cena con cine en casa, podemos convertir las hamburguesas en terroríficos monstruos. Se puede utilizar brócoli para hacer el pelo, picos de tomate natural para simular cuernos de demonio, aceitunas negras para los ojos, cortes en pico en el queso que parezcan dientes... El resultado será una composición divertida a la que los niños tendrán ganas de hincar el diente sin pararse a mirar demasiado los ingredientes.
Sea como sea, lo que está claro es que la hamburguesa es un plato excepcionalmente versátil que puede preparase de tantas maneras como gustos tengan los comensales y que puede adaptarse a una dieta saludable siempre que sepamos conjugar bien los ingredientes.
Las llamadas mini foods son tendencia en todo tipo de eventos y celebraciones. Bodas, cumpleaños, fiestas de empresa... Allá donde se organice un picoteo los manjares en miniatura circulan de bandeja en bandeja.
Y las hambuguesas no son una excepción. En elaboraciones más gourmet, presentaciones divertidas o respetando su esencia más clásica, las mini burger son un plato de moda que hace las delicias de sus comensales de la misma manera que lo consigue su hermana mayor.
Entre las presentaciones que podemos encontrar en el mercado, son originales las brochetas de hamburguesa, dispuestas como los clásicos pinchos morunos o una composición a base de patata cocida, queso de cabra y carne que no incluya pan.
Para los más peques, puede elaborarse, por ejemplo, una mini hamburguesa con sorpresa en el centro, la cual puede ser un queso especial que rompa con el sabor dejando un recuerdo diferente.
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