Los postres en el restaurante

Cuántas veces hemos oído que una buena comida precisa, a modo de colofón, un buen postre o un buen café. Y también ambas opciones, que no son incompatibles ni mucho menos. Sin embargo hay un número significativo de clientes que renuncian al postre y sus razones esgrimen: unos están ya satisfechos, otros no tienen costumbre y hay quienes quieren esquivar el azúcar. Al hilo de esto cabe preguntarse si existe una oferta suficiente de los denominados 'postres menos dulces', por ejemplo elaborados con frutas. La respuesta es que seguramente no. Para tomar nota.

En Cantabria, en este capítulo, es donde menos creatividad se advierte, salvo casos puntuales. Por el contrario, los postres caseros de las cartas cada día se valoran más por los dueños de los restaurantes; dicho de otro modo, se advierte que han subido de precio, sin que con esto se quiera decir que son caros. Eso depende de su calidad en cada caso.

Pero de lo que sí hay certeza es que el nivel medio de algunas especialidades ha crecido en una serie de establecimientos, sobre todo desde que la tarta de queso se ha convertido es un imprescindible. La receta ha corrido a la misma velocidad que la pólvora cuando se enciende la mecha y ya es relativamente fácil encontrar tartas de queso que se deshacen al racionarlas. ¿Pueden llegar a cansar?

La pastelería clásica, que requiere atención y precisión y que no puede quedar al albur de la improvisación, es una faceta de la cocina que a muchos chefs no les hace excesiva gracias. Son mayoría los establecimientos no pueden contar en su plantilla un especialista pastelero, que sería lo ideal y que aseguraría mayores dosis de creatividad. Esta situación da lugar a que el recetario clásico sigan mandando, con la tarta de queso como punta de lanza.

• Temas
• Gastronomía
• Restaurantes
• Cantabria (Provincia)
• Cantabria en la Mesa
• Gastronomía de Cantabria
• Gastroconsejos