La nueva añada de los vinos blancos de Cantabria proyecta muy buenas sensaciones
Trece viticultores ·
Al tiempo que crece el número de proyectos y se gana en experiencia, las viñas cumplen años y los vinos escalan en calidad y en reconocimiento. Los elaboradores de vino compartieron esta semana sus experiencias en una cata organizada por Umami que contó con la colaboración de Cantabria en la Mesa
El pasado martes fue un día importante para los vinos blancos de Cantabria, la mayoría vinculados al sello de calidad Vinos de la Tierra de la Costa de Cantabria. Un total de 15 productores-viticultores se reunieron en la Cafetería Gurugú de Colindres a instancias ... de la Asociación de Catadores Umami que organizó el acto cata-presentación de las nuevas añadas de los blancos de Cantabria, que contó con la colaboración de El Diario Montañés-Cantabria en la Mesa.
De los 15 proyectos, solo 13 pudieron presentar sus vinos, ya que tanto los de Antonio del Campo, de Bodega Castanedo, como los de Raúl Gómez Tresgallo, de Suances, aún permanecen en los depósitos madurando para alcanzar el punto óptimo para embotellar. En cualquier caso, el evento fue singular, nunca antes se habían reunido tantos elaboradores y muchos de ellos no solo pudieron conocerse sino también intercambiar experiencias. El sector tiene razones para mantener una buena sintonía, ya que en el mercado hay sitio para todos a la vista de que aún las producciones son pequeñas.
Cada uno de los elaboradores presentó uno de sus vinos, al tiempo que hizo balance de la última cosecha y describió las características de sus vinos. Fue una tarde muy enriquecedora para las aproximadamente sesenta personas que se dieron cita en el acto. Todos pudieron catar cada uno de los vinos presentados, conversar directamente con los productores y sacar sus propias conclusiones.
Vinos de la Tierra Costa de Cantabria IGP
Zona geográfica de producción
El área de producción se encuentra en la zona comprendida entre la costa y los valles interiores de influencia atlántica hasta la cota de 600 metros, con excepción de los municipios que comprenden el área geográfica del Vino de la Tierra de Liébana.
Características
Se trata, en su mayoría, de vinos blancos, muy frescos, de aspecto limpio y brillante, de moderada graduación alcohólica y adecuado equilibrio alcohol/acidez y de baja concentración en azúcares.
–Grado alcohólico volumétrico natural mínimo: 10% Vol en tintos, 9,5% en blancos. –Acidez total: Entre 5 y 8,5 gramos/litro de ácido tartárico en los tintos y entre 5 y 10 gramos/litro en los blancos. –Acidez volátil: Inferior a 0,8 gramos/litro de ácido acético. –Contenido máximo de anhídrido sulfuroso total: 120mg/l en tintos y 150mg/l en blancos. –Límite máximo de azúcares residuales: 5 gramos/litro.
En el panorama vitivinícola de Cantabria conviven proyectos recién nacidos, que se presentan con humildad y con ganar de aprender, con proyectos familiares que se mantienen con ilusión y proyectos más empresariales en los que se advierte que la experiencia y el paso de los años representan un valor añadido.
Como denominador común, todos los proyectos, en mayor o menor medida, son modestos en superficie de viñedo. Ninguno por el momento supera las diez hectáreas, por lo que los volúmenes de vino a comercializar son a todas luces insuficientes en la mayoría de los casos para rentabilizar inversiones que no empiezan a recoger sus primeros ingresos hasta pasados cuatro o cinco años de haber plantado las viñas. El enoturismo es un buen complemento con resultados más inmediatos que ya está funcionando con éxito.
En relación con las variedades utilizadas, la totalidad de los elaboradores trabajan con las blancas contempladas en el reglamento de la IGPTierra de la Costa, pero, como comentó Asier Alonso, de Sel D'aiz, en su caso están tratando de identificar y recuperar variedades ancestrales. A su juicio, éstas podrían dar a los vinos un carácter más identitario y evitar así que, por ejemplo, los albariños o los riesling de Cantabria se comparen con los de otras regiones o países de donde estás uvas son originarias o están perfectamente adaptadas desde hace décadas.
Otro aspecto positivo para el sector es la tarea de recuperación de viñedos abandonadas con el objetivo de que recuperen la producción. Esto se ha realizado en Liendo y en Suances.
Experiencia
En el caso de los proyectos con viñedos más viejos, se advierte que los vinos ganan año tras año en calidad salvo que los imponderables que sufre viticultor estropeen la cosecha. El viñedo se comporta mejor y el viticultor ha ganado una experiencia fundamentar para demostrar su capacidad de reacción cuando las circunstancias tuercen el proceso. La mayor calidad de los vinos se traduce una acidez más controlada y equilibrada, lo que convierte a estos vinos en algo más fácil de beber tanto en barra como durante un almuerzo.
En esta línea, también apelan los bodegueros sobre la necesidad de que siga creciendo la implicación de la hostelería, introduciendo los vinos de Cantabria en las cartas de sus restaurantes, hoteles o bares. Los más veteranos animaron a los más jóvenes a seguir defendiendo los vinos de Cantabria y no faltó quien apeló a que el cambio climático favorecerá a esta región desde el punto de vista vitivinícola.
Finalmente, también se valoró de forma positiva la iniciativa de envejecer los vinos blancos en barrica. La madera les aporta unos matices que permiten ampliar el espectro y competir mejor en un mercado muy competitivo.
Los hermanos Susinos, de la Cafetería Gurugú, excelentes anfitriones de un evento singular
Tradicionalmente la Asociación de catadores Umami celebrá en la Cafetería Gurugú de Colindres este evento cata-presentación de las nuevas añadas de los vinos blancos de Cantabria. Este año se sumó a la iniciativa Cantabria en la Mesa-El Diario Montañés, con el ánimo de dar más difusión a los contenidos. Sin duda, el enclave, con unas instalaciones magníficas, es el lugar ideal para este acto. Además, como el buen tiempo acompañó, las presentaciones se pudieron realizar en el jardín, al aire libre.
La familia Susinos, diez hermanos que regentan este establecimiento desde hace tres décadas, dio todo tipo de facilidades y a la conclusión sirvieron sendas tablas de quesos que se pudieron acompañar con los vinos que habían sido presentados en la cata por sus elaboradores. El evento también contó con la colaboración de tres queserías artesanas de Cantabria: Las Garmillas de Ampuero, Quesoba de Soba y Tresgallo de Suances. Sus responsables, Roberto Hoyo y Marián Fernández, José María y Álvaro Alonso, y Raúl Gómez Tresgallo, asistieron al evento.
Cantabria
Los trece viticultores
Pago Casa del blanco Nates (Junta de Voto)
Viña Mar, una añada muy buena
Esta empresa familiar con bodega en Manzanares (Ciudad Real) desde los años 90 (150 has) llegó a Cantabria hace 12 años. Junto al Palacio de Treto, que da nombre a uno de sus vinos, tienen 2 has de godello a las que suman tres más que adquirieron en Nates de albariño. La experiencia en Castilla La Mancha permite al enólogo Antonio Merino poner en el mercado tres vinos que ha recibido medallas y reconocimientos en distintos concursos. Del Viña Mar hay un 100% albariño y un 100% godello (este es su primer año), que fue el presentado en esta ocasión, destacando por su equilibrio, postgusto y elegancia. Además esta bodega cuenta con Palacio de Treto, un coupage de albariño y godello con 5-6 meses en botas de roble. La de 2022 es una añada muy buena y la vendimia se adelantó un mes. El resultado, 4.000 de godello, 8.000 de albariño y 700 de Palacio de Treto.
Bodega HortanzaTrebuesto (Guriezo)
Un proyecto modesto, que crece con encanto
Irene Rodríguez, enóloga, ha irrumpido en los últimos años en el panorama vitivinícola de la región con un proyecto modesto en una finca familiar de Guriezo, de media hectárea, que está creciendo desde que gestiona los viñedos de Viña la Vida, en Liendo (1 ha), y a raíz de la plantación de otra ha. en su municipio. Hortanza comercializa dos vinos y un espumoso. En uno de ellos emplea gewürztraminer y riesling al 50%; en el otro, albariño-riesling. Desde sus conocimientos, Irene respeta los sabores primarios de la uva. La fermentación es espontánea a temperaturas bajas para mantener la tipicidad de las variedades. Luego hay un pequeño trabajo sobre lías, el ensamblaje y una maduración de cuatro meses en acero inoxidable. En su caso, 2022 fue una gran añada porque hubo más horas de sol que equilibraron mejor el resultado.
Bodega VidularVidular, Noja y Castillo Siete Villas
Desde 1999, Ribera del Asón
Mikel Durán y su familia comenzaron este proyecto en 1999 con tres hectáreas y actualmente tienen viñedos de albariño, chardonnay, godello y treixadura en Vidular (Junta de Voto), Noja y Castillo Siete Villas (Arnuero), donde también ofrecen actividades de enoturismo. El buque insignia de la casa es Ribera del Asón, que se elabora con un 70% de albariño y un 30% de chardonnay. Luego tienen Cantabricus,
con uva treixadura (80%) y chardonnay (20%), otro monovarietal de godello y un brut natural (albariño) elaborado con el método 'champanoise' con nueve meses en bodega y degollado manual.
El año pasado, que comercializa entre 28.000 y 30.000 botellas, estuvo sin vino durante dos meses por falta de stock. Para este año se espera otra buena cosecha después de haber podido disfrutar de un buen verano para el viñedo.
Bodega y viñedos de IslaIsla
El empeño de tres amigos
Tres amigos de Isla, Jorge Cañizo, Jesús Sierra y Roberto Bedoya, se embarcaron en el proyecto de plantar viñas y hacer vino en su propio pueblo. Era el año 2017 cuando iniciaron los trabajos en sendas fincas, La Cuesta y La Caseta, con orientación sur pero pegadas al Cantábrico, cuya salinidad se plasma en los vinos, algo que les otorga personalidad.
Con el fruto de las primeras vendimias se ha comenzado a elaborar tres vinos: Entre Rías monovarietal godello, Entre Rías monovarietal albariño y Trueque, un coupage de riesling, albariño, godello y treixadura. Con todo ello y con el apoyo de una enóloga –porque ellos confiesan ser más del trabajo en el campo que en la bodega–, han producido entre 6.500 y 7.000 botellas, «que se venden muy bien». En esta ocasión presentaron el vino sin etiqueta ya que en breve tendrán una nueva línea en materia de imagen.
Behetría de CiezaCieza
El toque especial que da la crianza en barrica
Entre el valle de Iguña y el de Buelna se encuentran los viñedos (100% albariño) y la bodega de Behetría de Cieza, un proyecto de Manuel Torío y su familia. Elaboran dos monovarietales, uno de ellos con crianza en barricas de roble, faceta en la que esta bodega fue pionera en Cantabria y de lo que Manuel se muestra muy orgulloso. «Nuestras uvas en general tienen una acidez equilibrada pero amplia, soportan bien la madera pero no mucho tiempo, entre seis y ochos meses está bien».
Behetría de Cieza cuenta con 4 has de viñedos adultos «que los primeros años daban mucha acidez. Eso está superado. Tenemos mucha ilusión en este proyecto, pero también disgustos en forma de heladas tardías. Después de dos cosechas pequeñas, la última nos ha dejado muy satisfechos con los resultados», comentó ManuelTorío.
Viña LancinaBárcena de Cicero
«Uno de los mejores vinos que he hecho»
Ignacio, con tres hectáreas de albariño, su variedad principal, y de godello, es uno de los veteranos de la viticultura reciente en Cantabria. No duda en poner de relieve lo complicado que es adaptar los viñedos al territorio, sacar adelante la producción en un clima húmedo como éste y neutralizar las amenazas de las plagas, hongo, patógenos... No obstante, el Viña Lancina de 2022, a su juicio, «es uno de los mejores vinos que he hecho en los 22 años que llevo en esto. No obstante, el cambio climático afecta y frente a las 12.000 botellas de 2012, en 2022 hemos hecho unas 8.000».
Bodega MiradorioRuiloba
Viñedos orientados al mar Cantábrico
En esta ocasión, Eulogio Fernández, responsable comercial de la empresa, representó a Esther Olaizola y a Gabriel Bueno, propietarios de Bodegas Miradorio, un proyecto que en plena crisis reorientó hacia la viticultura una empresa de jardinería y construcción. En la actualidad, la propuesta es sólida ofreciendo una experiencia enoturística en bodega con servicio de hostelería, viñas y casas rurales. Disponen de 7 has con riesling, albariño, godello y ondarribi zuri con las que elaboran Tusio y Mar de Fondo (25% de cada uva). Elaboran unas 20.000 botellas y creciendo (previsión de 28.000 para este año).
Bodega Tejea VerdeValle de Villaverde
La veteranía es un grado
Fernando Renovales es uno de los pioneros en la elaboración de vino en las últimas décadas en Cantabria. Desde su viñedo en el Valle de Villaverde, antes de tres hectáreas y ahora de poco más de una, sigue elaborando vino con maquinaria moderna y técnicas artesanas, aunque ya no esté adscrito de la IGP Tierre de la Costa. El Tejea Verde que comercializa es un coupage de ondarribi zuri (un 70% aproximadamente) y riesling (entre un 30% y un 40% según los años). En su intervención, animó a los viticultores más jóvenes a defender el vino de Cantabria y adelantó que la continuidad en su caso será a través de sus hijos.
Bodegas IgarmiCortiguera y Tagle (Suances)
Los Chicucos, los benjamines
Una bodega centenaria como Igarmi, especializada en blancos bajo velo de flor, vermuts y tintos, no tenía un producto de Cantabria. Esa 'espina' clavada se ha curado con el lanzamiento de Los Chicucos, un 100% albariño procedente de dos viñedos abandonados, con cepas de siete años y en proceso de recuperación que la familia Igareda ha comenzado a gestionar en Tagle y Cortiguera. Apenas es una hectárea, pero tiene una interesante orientación al Cantábrico. El vino, en el año del estreno, tiene una marcada acidez y aromas tras fermentación en frío. «Con humildad, trataremos de ir mejorando año a año», afirmó Eladio.
Viña CarminaVargas (Puente Viesgo)
Un pequeño proyecto que destila pasión
Este proyecto familiar comenzó hace 16 años con la idea de hacer vino para consumo propio, pero Gabriel Quintana, aunque esto sea su hobby y la producción sea pequeña, unas dos mil botellas, le pone pasión y poco a poco su vino está ganando presencia en los mercados locales donde son habituales y en la venta directa.
Viña Carmina es un vino 100% albariño. El viñedo cuenta con 4.000 plantas en 1,5 has. ubicadas en Vargas (Puente Viesgo). La bodega está en los bajos de la casa familiar y los rendimientos de la última campaña no fueron los más óptimos. No obstante, la ilusión no se pierde.
Bodega Sel D'aizCastillo Pedroso
Desde Valles Pasiegos
Asier y su familia cuentan desde 2009 con cinco hectáreas en el corazón de los Valles Pasiegos, en Castillo Pedroso (Corvera de Toranzo) de albariño, riesling y godello. Y recientemente han comenzado a colaborar con Pablo Sainz, con tres has en Ramales de godello.
Durante estos años, además de trabajar en la recuperación de variedades ancestrales para poder presentar vinos en el mercado más identificativos con el territorio, elaboran vinos diferentes bajo la marca Yenda: riesling 100%; coupage de albariño y godello; un albariño fermentado directamente en barrica;un riesling con maduración en barrica; y este año dos godellos, con y sin barrica, en colaboración con Pablo. Además del Spicata, vendimia seleccionada de godello, albariño y riesling. Completa el catálogo Maldita la hora, un espumoso al que se sumará otro monovarietal de godello.
Bodega Finca La Arena-Viñas de NovalesNovales
Novales La singularidad del emparrado
En una finca de dos hectáreas en el pueblo de Novales, caracterizado por un microclima y por un suelo muy rico, Juan de Miguel, responsable del Grupo SIEC, plantó en el año 1986 kiwis con el método del emparrado. En 2017 decidió plantar viñas con el fin de tener un vino para los negocios de hostelería del grupo. Se decantó con la variedad albariño y mantuvo el sistema de emparrado que es tan típico en Galicia, aunque para determinadas labores de campo sea más laborioso.
Tras embotellar la primera cosecha de este monovarietal de albariño, Juan de Miguel proyecta optimismo «ya que confiamos mucho en estos suelos y en su riqueza, Novales ha sido tradicionalmente una zona minera y esa mineralidad del suelo se la transmite a la uva en gran medida».
Bodega Casona MicaelaValle de Villaverde
El principal productor
Carlos Recio es un referente en el sector, tanto por ser uno de los viticultores con más viñedos (unas 8 has) y con más producción, unas 39.000 botellas de Casona Micaela (12º) y unas 6.000 de Casona Micaela Selección (13º), donde juegan un papel importante las lías en una crianza más prolongada. En ambos casos es un coupage de albariño, en torno al 80%, y riesling, puede oscilar entre el 20 y el 30%.
La última añada se caracterizó por un ciclo más retrasado a causa de la altitud (500 m), lo que permite a Carlos calificar el 2022 «como el mejor año hasta la fecha, gracias a una meteorología favorable». Buena floración, año seco, temperaturas altas... «el vino es el reflejo del año, con acidez muy equilibrada, redondo y con estructura, y del trabajo de los enólogos, Pepe Hidalgo y Ana Martín». Buen año en calidad y cantidad.
Derechos de plantación
Los viticultores necesitan más superficie de viñedo para hacer viables sus bodegas
A diferencia de otros cultivos, la plantación de viñedos está sometida a un régimen de autorizaciones reglamentado por la Unión Europea y controlado desde el Gobierno central, en concreto desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En este caso, las competencias no están transferidas a las comunidades autónomas por lo que desde el Gobierno de Cantabria no se pueden autorizar nuevas plantaciones; únicamente controlar la actividad.
En el caso de la IGP Vinos de la Tierra Costa de Cantabria en la Odeca están registrados 21 viticultores y 12 bodegas inscritas, así como una superficie de más de 60 hectáreas con una producción de aproximadamente unos 1.200 hectolitros al año.
Con estas unidades de producción es prácticamente imposible que los volúmenes de vino elaborado y comercializado permitan dar rentabilidad a los emprendedores que han apostado por la viticultura en Cantabria ni a corto ni a medio plazo.
Sin embargo, detrás de muchos de estos proyectos hay profesionales relativamente jóvenes con ganas de crecer y de ganar presencia en los diferentes mercados con sus vinos blancos.
Al finalizar la cata-presentación del pasado martes, se realizó un sondeo entre los participantes, preguntando a cada uno de los representantes de las bodegas cuántas hectáreas necesitarían y estarían dispuestos a gestionar para que su proyecto crezca de forma equilibrada. La suma de las cifras eleva la necesidad hasta unas 60 hectáreas. Adquirir los derechos de plantación puede representar unos 200.000 euros.
Ante la dificultad de adquirir derechos, la pregunta es si la administración autonómica debería intervenir y subvencionar.
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